La Feria Internacional del Libro Rosario cerró una edición histórica con 360 mil visitantes

Personalidades destacadas del mundo de las letras, charlas, mesas debate, editoriales, stands, homenajes, música en vivo y cientos de actividades formaron parte de este encuentro. 

Por Leo Deangelis

Este domingo por la noche cerró una edición histórica de la Feria Internacional del Libro Rosario. El evento convocó a 84 expositores y ofreció 7 espacios con múltiples propuestas por los que, a lo largo de 11 días ininterrumpidos y de forma libre y gratuita, transitaron 360 mil personas que se acercaron para escuchar a sus escritores favoritos, sorprenderse con la contratapa de algún libro y disfrutar de lecturas, performances y espectáculos musicales y teatrales en el Centro Cultural Roberto Fontanarrosa. 

Así, entre el 8 y el 18 de septiembre, se concretaron más de 500 presentaciones de libros, paneles, charlas y homenajes, en tanto 250 personas participaron del Encuentro de Narración Oral y 12.000 estudiantes pudieron disfrutar de la feria con visitas guiadas. 

 

La Filros 2022 contó con 84 expositores (51 de Rosario y 33 del resto del país), distintos ámbitos con programación, tanto en el interior del Fontanarrosa, entre ellos las salas Beatriz Vallejos, Jorge Riestra, Beatriz Guido, y el Espacio Hugo, como en el exterior con el Auditorio Angélica Gorodischer y un escenario montado especialmente en la explanada donde se desarrollaron 50 shows e intervenciones artísticas. 

 

También hubo un espacio especialmente dedicado a las infancias, con una agenda propia, y otro en el que se desarrolló el encuentro de narradoras y narradores, constituido en el tercer módulo de Formación en Mediación de Lecturas de ‘Rosario Lee. Plan Ciudadano de Lecturas’. 

 

La feria despertó interés y tuvo gran convocatoria desde el inicio, con el acto inaugural que encabezó el intendente de la ciudad, Pablo Javkin, y tuvo como invitada especial a Claudia Piñeiro, con un discurso memorable. De allí en más, las distintas actividades contaron con gran afluencia de público, que en muchas oportunidades desbordó las salas.  

 

Entre las más concurridas vale mencionar la mesa con Camila Sosa Villada, transmitida en vivo en la explanada; la charla de la licencia Cecilia Ce; las presentaciones de ‘Somos lo que decimos’ de Charly López, de ‘Si hay suelo no hay techo’ de Lucas Raspall, y de ‘Federación Agraria Argentina’ de Pedro Peretti.  

 

Junto a ellos, las participaciones de Pedro Saborido y de Rep presentando distintos libros; los homenajes a Gerardo Rozín y a Roberto Fontanarrosa; la apertura del Encuentro de narradores; la charla de Chiqui González ‘El camino lector en las infancias’, y la función de ‘El mar de noche’ por Luis Machín, con dirección Guillermo Cacace y dramaturgia de Santiago Loza. 

 

Un cierre especial 

 

La agenda de la última jornada estuvo colmada de actividades, pero, sin dudas, la presencia de María Teresa Andruetto, la enorme escritora y poeta cordobesa, fue el merecido cierre para una edición inolvidable de la Feria del Libro Rosario. Al igual que la lluvia, tan necesaria, las palabras de “la Tere” calman la sed, reverdecen y humectan esos caminos de lectoras y lectores.  

 

A su lado estuvo Amanda Paccotti, docente distinguida de la ciudad que, con sus 80 años a punto de ser cumplidos, guía con sabiduría la charla. Antes de comenzar, ambas hacen un especial reconocimiento a la ciudadanía que está acampando y pidiendo por los Humedales. Ellas, desde su lugar, también lo hacen. 

 

Andruetto repara en el nombre del auditorio, Angélica Gorodischer, y destaca a la rosarina como faro de la escritura de mujeres en la Argentina, en tanto Pacotti se pregunta “qué es un camino” y repasa las distintas opciones que se vislumbran en el presente, “algunos más tristes y otros luminosos”, dando el pie para que la reconocida escritora cordobesa inicie su charla. 

 

“Las lecturas estuvieron en mi vida antes de mi nacimiento”, dice Andruetto y narra, en especial, la historia del linaje materno, mujeres que con los pocos recursos que contaban, primero en su Italia natal y luego en la Argentina, hicieron mucho. Cuenta que ninguna estaba alfabetizada así que aprendieron primero el piamontés y luego un castellano precario de modo autodidacta.  

 

Su padre también hizo un camino similar, con alguna que otra formación de origen que luego tuvo que adaptar tras la migración. La familia entera tomó el compromiso de compartir esos aprendizajes, ya sea redactando o leyendo cartas a personas que no estaban alfabetizadas.  

 

Su madre pudo ir a la escuela del pueblo y ella continuó ese legado, que resalta la valoración de la lectura y las historias antes que los libros en sí mismos. La Tere comparte que cuando era chica veía en los libros las obras de arte de artistas destacados de todos los tiempos; luego la vida le permitió viajar y quedó fascinada con Rembrandt, de ahí su poema ‘Autorretrato frente a caballete’.  

 

“La literatura es ponerse en el lugar de un otro porque quien cuenta es un narrador. Eso es lo más importante en la ficción, esa otredad es inclusiva, obliga al lector a mirar el mundo desde otro ángulo y enseña lo que no sabemos que estamos aprendiendo”, cerró María Teresa Andruetto para ponerle el broche de oro a esta 24° edición de la Feria Internacional del Libro Rosario que se despidió así hasta el próximo año. 

 

El homenaje a Roberto Fontanarrosa en la Feria del Libro 

En la décima jornada de la Filros 2022, Juan Sasturain, Ana María Shua, Flor Balestra y Horacio Vargas se dieron cita para compartir anécdotas y reconocer al querido y talentoso artista rosarino. El auditorio Angélica Gorodischer queda vibrando de las múltiples charlas anteriores y mantiene esa energía sostenida. Es que, en la penúltima jornada de la Feria Internacional del Libro Rosario 2022, las palabras volaron por toda la explanada de la peatonal San Martín. 

 

En el centro cultural que lleva su nombre, Roberto “Negro” Fontanarrosa, se escucharon las voces populares que traducen ese lenguaje a través de su arte. Se prenden las luces del auditorio y se ve a Roberto niño aparecer en el fondo de la pantalla. La prueba de sonido deja escapar algunas frases sueltas de una entrevista que le hicieron hace un tiempo, dando pie a un homenaje que, en nombre de toda una ciudad, la Feria del Libro Rosario le hizo a uno de sus más queridos e insignes artistas. 

 

El primero en hablar es Horacio Vargas, que además de periodista es el biógrafo oficinal del “Negro”. Ambos se conocieron en una revista denominada Risario, donde Fontanarrosa publicabas viñetas, y esa amistad continuó por Rosario/12. Vargas accedió a los archivos personales y eso no solo le permitió escribir un libro sino también compartir imágenes inéditas durante la charla y anécdotas de infancia.  

 

Los presentes se enteraron, por ejemplo, de que su apodo nació en ese entonces, y que tuvo un perro llamado Hugo, en honor al historietista italiano Hugo Pratt, y otro de nombre Mendieta, donde sobra la aclaración. La imagen de homenajeado jugando “en la amplia terraza del departamento de calle Catamarca y Corrientes” es recurrente en el relato del periodista, quien va desgranando sutilezas de infancia que, tiempo más tarde, se convertirían en hitos. 

 

Por su parte, Flor Balestra, reconocida dibujante de la ciudad y colega de Fontanarrosa, dice que fue como un padrino para ella porque siempre la recomendaba y abría puertas en un mundo más que masculino. Cuenta la anécdota cuando la invitaron a participar de una muestra que se llamaba ‘Mujeres dibujantes’ y eran 16 hombres y ella. El “Negro”, al ver esta situación, le dijo que deberían haber cambiado el título y ponerle ‘Mujeres rosarinas y Flor’. 

 

“Era un tipo compulsivo del dibujo, a pesar que decía que no era buen dibujante. Tenía una mirada aguda y mordaz sobre los estereotipos argentinos. Era una mosca para captar todo alrededor y en la Mesa de los Galanes sacaba material”, explica Balestra sobre la personalidad de Fontanarrosa y agrega que tenía debilidad por las complicaciones, una mirada despiadada a través de las cargadas. 

 

En tanto, Juan Sasturain, escritor, periodista, guionista de historietas y conductor de TV, reconoce que nunca lo conoció personalmente pero que es un gran lector y admirador. Durante la charla hizo un repaso de las distintas revistas de historietas de la Argentina a través del tiempo y cómo cada una marcaba una impronta. “El Negro participó de todos esos registros. Usó los medios populares de su tiempo y los inventó. Su temática se convierte en universal a partir de lo local”.  

 

Él hizo reír y eso suele ser algo que se menoscaba. Sin embargo, Fontanarrosa tenía un registro de mucho rigor, no tiene chistes malos. Se caracterizaba por su alto nivel de creatividad y capacidad para la rutina. Era muy laburante y exigente. Hizo 12 de libros con 25 cuentos cada uno. Hagan la cuenta. Tiene 10 que aguantan cualquier antología de la literatura argentina”, argumenta entusiasmado. 

 

Ana María Shua, escritora, tampoco fue su amiga, pero lo conoció, según sus dichos, de la mejor manera que se puede conocer a un escritor: leyendo. Dice que para la charla pensó en hacer un análisis literario sesudo, pero pensó que Fontanarrosa seguramente se reiría si estuviera presente: “Él decía que no aspiraba a Premio Nobel sino que se daba por muy bien pagado cuando alguien se le acercaba y le decía «Me cagué de risa con tu libro»”, señala. 

 

Para finalizar el encuentro y ya entre risas y lágrimas, procesión a la que Fontanarrosa estaba más que acostumbrado, se proyecta un video de una entrevista que ofreció para el programa ‘Los sietes locos’ que se trasmite por la TV Pública. En esa ocasión, la conductora le pregunta qué pensaría que Dios le diría cuando muriera, a lo que el inefable autor rosarino responde: “Llegaste Negro”. 

 

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