Oculto detrás del nombre de Facundo Sava, apareció de golpe la figura del campeón rojinegro en 2013. Su desafío y todo lo que arriesga en este regreso
El arribo de Gabriel Heinze generó un gran impacto el mundo Newell’s. Casi nadie esperaba su llegada. El secreto mejor guardado de los últimos tiempos en la entidad del Parque. El rumor, que empezó a correr en Santa Fe, fue tomando forma en Buenos Aires y llegó a Rosario de repente: 48 horas antes en la ciudad nadie hablaba de Heinze. Es decir, el primer pedido del Gringo se cumplió al pie de la letra. Nada de filtraciones. Ese pudo haber sido el gesto inaugural para que el muchacho de Crespo diga que sí, que era su momento.
Se vienen días muy movidos para él y para el club, la presencia del nuevo conductor lo impone, su carácter lo acredita y además porque su sentido de pertenencia hace que el hincha se haya ilusionado con el equipo, incluso antes de saber con qué futbolistas contará. Porque ya lo dijo alguna vez el Gringo: “Yo no decido nada. Deciden los futbolistas.
Algunos hemos criticado la dilación de la directiva respecto de la definición del entrenador. Creímos que se dormían en los laureles de un plantel que respondía ante la simpleza y bonhomía de Adrian Coria.
Habrá que asumir como un acierto esa “demora”, pues lo que se gestaba era el regreso de un hombre formado en el club, que volvió tras recorrer el mundo y fue campeón. Y que en su nueva faceta ya ofreció ideas provocativas y capacidad para comunicarles y llegarle al futbolista.
No será fácil su estadía en el Parque. Heinze ya conoce las obligaciones y pone en juego su idolatría al tomar este nuevo reto. Además, la convivencia no será sencilla. Es un hombre que dice lo que siente y eso a veces provoca daños colaterales. Su vínculo con la prensa también será un tema, lo fue en los clubes por donde pasó.
Heinze llega como los aqueos dentro del caballo de Troya, camuflado detras del nombre de Facundo Sava, cuya figura funcionó como señuelo, como pista que despista.
“Tenemos que buscar al técnico que más afinidad tenga con la historia institucional. Que sea del paladar del socio o socia de Newell’s. Tiene que ser del gusto de la gente y de todos”, había dicho Astore en una suerte de cadena nacional leprosa, que armó para su primer aniversario al frente del club.
No le creímos. Los nombres que se barajaba traían confusión. Sus actos traían confusión. Sin embargo, ahí está Heinze. A punto de vestirse otra vez de rojinegro. Nada asegura el éxito, pero aun sin haber salido a la cancha, ya logró unificar las voces rojinegras sobre lo que resulta más propicio para Newell’s, es decir, su presencia en el banco leproso.