El jueves se cambiarán los descensos. Es un disparate hacerlo en el medio del torneo, pero la Asamblea abre la posibilidad de discutir temas urgentes.
Una Asamblea siempre es una Asamblea. Y del debate pueden surgir cuestiones que finalmente deparen en la posibilidad de mejorar al tan baqueteado fútbol argentino. Porque hay que decir que, en la cuna del campeón del mundo, de la mano de su presidente Claudio “Chiqui” Tapia, día a día se perpetra un nuevo disparate, todo amparado en que Tapia es el presidente que ganó la tercera estrella para el fútbol argentino y que esa condición lo autoriza a hacer cualquier cosa.
Tapia, ya fue dicho, fue un muy buen piloto de tormentas cuando la AFA era un barco que iba sin rumbo después de la muerte de Julio Grondona. Recordemos que entre la muerte de Grondona (30 de julio de 2014) y la aparición en escena de Tapia (29 de marzo de 2017) pasaron 2 años y 8 meses en donde la AFA fue un desastre. Y también digamos que las primeras decisiones de Tapia como presidente (el despido de Bauza y el nombramiento de Sampaoli al frente de la Selección, entre otras) fueron erráticas y poco acertadas.
Hoy, después del Mundial de Qatar, Tapia parece la reencarnación de Winston Churchill pero no todo lo que reluce es oro en el fútbol argentino. Vamos a hacer la vista gorda en algunas versiones que involucrarían a Tapia en negocios no compatibles con su función -casi todos vinculados a la Selección Nacional – porque son chismes y no tenemos pruebas que lo confirmen. Lo que no quiere decir que no estemos indagando al respecto en asuntillos como la venta de entradas (de amistosos y del Mundial Sub 20) y en la revalorización de los montos que pagan los sponsors de la Selección por ser, desde Qatar, los que acompañan los campeones del mundo. Por ahora, insistimos, estos asuntos los dejamos en carpeta.
Pero no podemos dejar de llamar la atención sobre el disparate que será reducir los descensos de primera división de tres a dos cuando se llevan jugadas 20 fechas de la Liga Profesional y quedan 7 partidos de la Liga y 14 de la Copa de la Liga. Es una vergüenza que se tome semejante resolución y mucho más lo son algunos de los argumentos que la “justifican”.
A saber:
1) Es muy difícil armar un torneo con 27 participantes.
2) El torneo de 28 equipos entrega canchas llenas en casi todos los partidos
3) Como los clubes están disfrutando de la ecuación “partido rentable” (ganan más de lo que gastan), que haya más partidos implica mayores ganancias.
4) El fútbol argentino es exportador y como tal debe darles mayores recursos a sus jóvenes valores para que se muestren y atraer la atención de las potencias compradoras. O sea, más partidos es igual a más vidriera y mejores oportunidades de ventas en dólares.
5) No se debe copiar al fútbol europeo porque es un fútbol que importa valores cuando la matriz del fútbol argentino es inversa. Para Europa los torneos de 20 equipos, funcionan. Para la Argentina se necesitan más equipos en Primera para que haya mayor oferta de jugadores.
6) Sintonizar con los deseos de la FIFA y de la Conmebol, que tienden a sumar más equipos a sus competencias en lugar de restringir los cupos.
Vamos punto por punto.
1) es disparatado y no merece el menor análisis.
2) es incomprobable. ¿La gente va más a la cancha porque le gusta un torneo de 27 fechas a una rueda y otro de 14 fechas con play off? ¿En serio se sostiene eso?
3) es discutible. Si ganan plata por partido es lógico que quieran más fechas. Pero no nos parece serio igualar las situaciones de Boca, River, San Lorenzo, Racing, Independiente y los grandes del Interior que llenan las canchas con las de Arsenal, Defensa y Justicia, Platense, Sarmiento, Vélez o Banfield. Una cosa es colmar las tribunas con socios e hinchas propios y otra es tenerla al 40 ó 50 por ciento porque no se permite la entrada de visitantes. No creemos eso de que todos están amparados bajo la lógica de “partido rentable”.
3), 4) y 5) pueden tener algún tipo de verdad. Es indudable que la realidad del fútbol argentino es diferente a la de Europa. Y hasta puede ser cierto ese asunto de la vidriera. ¿Pero por qué no se puede hacer lo mismo con torneos más normales y mejor organizados? En este aspecto, igual, no me pongo fundamentalista. Puede haber algo de razón.
7) busca empatizar con las Federaciones para que no objeten la estupidez de cambiar los descensos en la mitad del río.
Por otra parte, y dando por cierto los siete argumentos esgrimidos líneas arriba: ¿por qué no se mantienen los tres descensos y se cambian para que haya tres ascensos? Si el asunto es mantener 28 equipos en Primera, por qué no se considera a los equipos de la B Nacional que son 37 y luchan por apenas dos lugares en la máxima categoría. Si se subiera de dos a tres ascensos se premiaría al que hace las cosas bien en la segunda categoría. Al bajar de tres a dos los descensos, el premio es para un equipo que no hizo las cosas bien en Primera.
Bien. Todo este entuerto de ascensos y descensos se resolverá el jueves 22 de junio en Asamblea Extraordinaria. Ese día, en el que los representantes de todas las categorías se vean las caras, sería una gran oportunidad para resolver uno de los temas que más preocupa en el fútbol argentino: el del arbitraje.
Si cuando hablamos del país decimos que una Nación sin jueces probos está en peligro; cuando vemos al fútbol argentino y observamos partido a partido la discrecionalidad en los fallos, no podemos evitar decir que el fútbol está en peligro. Y que el gran responsable de ese riesgo es el director de la Escuela de Árbitros y Secretario General de la Asociación Argentina de Árbitros, Federico Beligoy, quien está muy cerca, con la suma de desaciertos que cosecha en los últimos meses, de llevarse puesto al presidente de Tapia.
Por ahí Beligoy le fue funcional a Tapia durante un tiempo (al analizar los arbitrajes que beneficiaron a Barracas Central hasta llevarlo a Primera en los últimos años coincidiremos en eso), pero a esta altura se está convirtiendo en un problema. Porque Beligoy ya no responde a los mandos y se cree el amo y señor del fútbol. Su poder para decidir resultados, campeones o descensos ya supera al de Tapia.
Hace una semana les contamos que:
- Un joven que quiere ser árbitro comienza a estudiar en la escuela de la AFA dirigida por Federico Beligoy.
• Cuando egresa, es evaluado por el director de arbitraje: Federico Beligoy.
• Ya como juez, será calificado para acceder a las categorías superiores por el director arbitral: Federico Beligoy.
• Durante su carrera, será internacional de acuerdo a la puntuación que le de Federico Beligoy.
• Cuando sea árbitro internacional llegará a jugar Copa Libertadores, Sudamericana o Mundiales si lo aprueba Federico Beligoy.
• Una vez que cumpla los 48 años, podrá pasar a ser juez de VAR con la aprobación de Federico Beligoy.
• Los errores que cometa serán siempre sancionados por Federico Beligoy.
O sea, la suma del poder público.
Tapia debería tomar nota: el monstruo que creó ya lo amenaza. Y los clubes deberían acabar con esta irregularidad pocas veces vista en la historia del fútbol. La Asamblea Extraordinaria tendría que tratar este asunto de manera urgente. El poder de Beligoy es un peligro para el fútbol. Una nube negra como hacía mucho tiempo no aparecía. Después no digan que no estaban avisados.