Desde la Asociación de Repartidores Independientes estiman que son entre 1.000 y 1.200 trabajadores en el rubro. Gastronómicos también reflejaron el aumento de la demanda laboral.
“Calculamos que somos entre 1000 y 1200”, sostienen desde la Asociación de Repartidores Independientes. En tanto, gastronómicos también reflejan un incremento en la demanda laboral: “Si antes nos daban 2 curriculums, hoy son 10”.
La recesión y caída en diversos números de una economía que sufrió el fuerte impacto de la inflación en el primer semestre del año -pese a los últimos números dados a conocer días atrás, con un 4,2% en mayo según el INDEC- impactaron de lleno en el sector gastronómico y en un servicio que de la pandemia a esta parte ha tenido un crecimiento sostenido: la cadetería a través de aplicaciones.
Buscado como un primer empleo y también en los últimos años para personas con algunos años más, empresas como Pedidos Ya y Rappi se han erigido como una salida fácil a la hora de buscar un trabajo con cierta autonomía y condiciones que aún hoy siguen en discusión. ¿Cuántas personas trabajan desempeñándose en estos puestos en Rosario? Los números revelados por la Asociación de Repartidores Independientes de la ciudad impactan: entre 1000 y 1200 personas, el doble que hace un año.
“Duplicó los números en este último año. Eso generó menos trabajo para todos: si las empresas se aseguran tener un repartidor por cada pedido, a ellos les sirve”, admite Brandon Catalano, referente de la entidad. Además, resaltó que las edades de quienes trabajan en este tipo de lugares también varió, en un marco de caída del empleo registrado cercano al 0,3% (unos 1500 puestos) en los primeros meses del año, según el Centro de Economía Política Argentina (CEPA).
“Tenés gente de todas las edades, hay chicos de 20 años que por ahí viven con los padres y no tienen que pagar nada, pero también tenés gente que tiene familia -agrega-. Obviamente siempre hubo variedad, pero puede ser que hoy en día haya un poco más de gente más grande. Es que en realidad lo que pasa es que con los años, la gente más grande es más cuidadosa con el trabajo”.
Ante ese ingreso masivo, desde la Asociación resaltan que se dificulta la organización. “Nosotros antes hacíamos marchas o reclamos, pero hoy en día es más difícil, porque imaginate que todos los meses entra gente nueva, entonces tenés que saber quiénes son todos los nuevos, sumarlos al grupo, explicarles de qué se trata”, cuenta y sigue: “Mucha gente viene con hambre, de un laburo horrible y por ahí acá percibe un poco más de dinero y piensa que consiguió un trabajo buenísimo, pero la mayoría no se da cuenta que a veces percibimos un buen dinero, pero no tienen en cuenta los gastos. Nosotros pagamos todo: monotributo, ingresos brutos, seguro, alguna cobertura de una obra social, la nafta”.
Ante el aumento exponencial de trabajadores de estas apps, Catalano sostiene que “el algoritmo se puso más exigente”, las sanciones ante cualquier demora (que puede ser por situaciones ‘de calle’ como una pinchadura o un control) son frecuentes y la caída en los pedidos que toma cada uno es notoria: de 5 por hora pasaron a 3. “El problema es que, a ver, yo entiendo que si vos te mandás alguna y te quedás sin cuenta, bueno, es culpa tuya, ahora, lo que se le pide a la empresa es que sea más claro a la hora de sancionarte, o de comprobar qué ocurrió. Pero nadie te responde nada, nadie te dice nada”, agrega.