Escrito por LT3
Las celebraciones que rinden tributo al fuego en sus diferentes significaciones y simbologías, se realizarán este jueves y sábado en ambos espacios, como una tradición popular, heredadas de la inmigración, que se afianzaron a principios del siglo XX con el surgimiento del barrio como ámbito participativo.
Las tradicionales fogatas se realizan esta semana en la ciudad, que se suma a los rituales purificadores del fuego, que quema lo viejo y malo y deja lugar para las nuevas oportunidades y los deseos. Este jueves 27 de junio, desde las 14 hs, el Centro Cultural El Obrador (Espinillo 4250) tendrá a su cargo, por décimo sexto año consecutivo, la ceremonia que culminará con la fogata de San Juan; en tanto, el sábado 29 a las 18:30 hs, será el turno de la tradicional fogata de San Pedro y San Pablo en el Parque Regional Sur (Serrano 5600), en este caso llevada adelante de manera conjunta entre la Dirección de Espacio Público del municipio y la Escuela Musto.
San Juan en el oeste
En esta oportunidad, el ritual en el espacio cultural del Distrito Oeste dará inicio a las 14 hs, con talleres de construcción de máscaras, muñecos y móviles y la participación de chicas y chicos. Se suma a la jornada el espectáculo “Mosquitos de colores”, que acompañará también el recorrido y paseo con vecinas y vecinos del barrio que portarán muñecos y máscaras, junto a un grupo de percusión. La actividad finalizará a las 17 con el pedido de deseos y encendido del gran fuego.
Desde hace más de una década, la fogata de El Obrador se enciende para retomar la tradición de una fiesta popular que se celebró en distintos barrios de la ciudad. En este sentido, Mariela Mangiaterra, coordinadora general del centro cultural, destacó que “la fogata representa un lugar de encuentro, intergeneracional, donde abuelos y abuelas disfrutan de un momento compartido, de actividades para toda la familia, con un taller donde comparten la confección de máscaras”.
“Es una oportunidad para reunirse con las diferentes instituciones que trabajan en el territorio”, señaló la funcionaria, y agregó: “Es una tradición encontrarnos para esta fecha con la ciudad, muchas veces recibimos visitas de escuelas y espacios artísticos que se interesan por participar de un evento que retoma las características de las fiestas populares, que recupera el encanto del juego, de lo genuino y de los elementos más primarios, en un momento donde se piensa también a la cultura vinculada con la naturaleza”.
La Fogata de El Obrador se concreta con el fin de liberar y quemar todo lo malo para darle paso a lo nuevo en forma de buenos deseos. Reúne distintas fiestas populares que en América del Sur coinciden con la entrada del solsticio de invierno. Los pueblos originarios celebran esta fecha con rituales que intentan iniciar con buen espíritu el nuevo ciclo que comienza. Una jornada con recorrido colorido y ruidoso por el barrio a través del encendido de la fogata con percusión, baile y lectura de deseos.
San Pedro y San Pablo en el sur
El sábado 29 de junio, llega uno de los momentos favoritos en la comunidad mustiana: el día de la fogata de San Pedro y San Pablo. Desde mediados de la década del ´90 la vecindad de Saladillo, la Dirección del Parque Regional Sur y la Escuela Municipal de Artes Plásticas Manuel Musto comparten diversas tareas para hacer posible este festejo conjunto, que ya se convirtió en un clásico de la zona sur de la ciudad.
En este marco, el viernes 28 entre las 10 y las 17 hs, se realizará en la sede de la Musto (Sánchez de Bustamente 129) una jornada abierta para quienes deseen participar en la confección de las figuras que luego serán ofrecidas al fuego.
En tanto, el sábado 29 a las 17:30 hs, comenzará la caravana y desfile de muñecos que parte de la puerta de la escuela hacia el Parque Regional Sur, donde se encenderá el fuego a las 18:30 hs. Se recomienda llevar un jarrito para compartir la tradicional chocolatada que se repartirá entre las y los presentes en el transcurso de la ceremonia.
Festividad pagana
La fogata de San Pedro y San Pablo es una antigua celebración pagana y religiosa que une el tributo al fuego en sus diferentes significaciones y simbologías con la sacralidad. El 29 de junio se conmemora a San Pedro, primer papa de la Iglesia Católica, y a San Pablo, el gran apóstol de los Gentiles, quienes, según la tradición, fueron ejecutados alrededor del año 67 por orden de Nerón.
Pedro fue crucificado cabeza abajo según su deseo, por considerarse indigno morir como su maestro. Pablo fue conducido a Ostia, y allí fue decapitado. El simbolismo del fuego tiene siempre un trasfondo religioso: expía el demonismo de las brujas, ahuyenta los malos espíritus, conmemora acontecimientos sagrados.
El sentido purificador atribuido al fuego se mezcla con el rito estival (para nosotros invernal) de la fogata asociada al martirio de los santos mencionados. Por eso, en lo alto de la fogata se ubican los muñecos, los cuales son quemados como expiación colectiva para rendir homenaje a los santos inocentes.
En nuestro país, esta celebración forma parte de las tradiciones populares, heredadas de la inmigración, que se afianzaron a principios del siglo XX con el surgimiento del barrio como espacio de encuentro, participación e identidad. Con la expansión urbana, que fue modificando la fisonomía de la ciudad y cambiando las costumbres y las relaciones de vecindad.
Las mismas, se tornaron más distantes y reservadas, por lo que las fogatas pasaron a ocupar un lugar sólo en la memoria de la gente. Recrear estos encuentros que se apropian con espíritu festivo y lúdico del espacio público -marcando como territorio de pertenencia la vereda, la calle, el barrio, la ciudad- fue el motivador para rescatar y resignificar en el presente esta tradición cultural.
En San Juan, esta tradición tiene también un profundo significado espiritual y cultural. Encender la hoguera simboliza la renovación y la purificación, un acto para limpiar el espíritu y agradecer por los frutos obtenidos. Es también una ocasión para hacer peticiones y renovar la fe. Las hogueras de San Juan son una tradición muy antigua que se celebra en muchos lugares la noche del 23 de junio, coincidiendo con el nacimiento de San Juan Bautista.
Sin embargo, su origen es pagano y se remonta a los cultos solares que se realizaban para festejar el solsticio de verano, el día más largo del año. El fuego simboliza la purificación, la protección, la regeneración y la fertilidad, y se cree que ahuyenta a los malos espíritus y atrae la buena suerte.