Ezequiel Vega, analista de comercio internacional, explicó en diálogo con LT3 las implicancias de la suba de aranceles de Estados Unidos y cómo podría afectar a la economía argentina.
Estados Unidos implementó esta semana un aumento de aranceles del 25% a las importaciones de México y Canadá, y del 20% a los productos chinos, una medida que ha generado preocupación en los mercados internacionales y respuestas inmediatas de los países afectados. En diálogo con LT3, Ezequiel Vega, analista de comercio internacional, analizó los alcances de esta decisión y sus posibles efectos en la economía global y en Argentina.
“En el corto plazo, esta suba de aranceles puede generar inflación en Estados Unidos“, señaló Vega. El analista explicó que, al encarecer los bienes importados, la medida podría impactar en los precios de productos esenciales como combustibles, automóviles y dispositivos electrónicos. Sin embargo, el objetivo de la administración Trump es proteger la industria local y generar más fuentes de trabajo, incentivando la producción nacional.
“Es la primera vez en la historia que un presidente estadounidense utiliza una medida comercial para enfrentar tres problemas: la inmigración, el desempleo y el tráfico de fentanilo“, destacó Vega. La política arancelaria de Trump busca no solo redefinir las relaciones comerciales con sus vecinos, sino también presionar a México y Canadá para que refuercen el control de sus fronteras y combatan el tráfico de drogas.
La medida ha generado respuestas inmediatas de los países afectados. México anunció que aplicará aranceles recíprocos a productos estadounidenses, mientras que Canadá impuso gravámenes del 25% sobre bienes por un valor de USD 107.000 millones. Por su parte, China respondió con aranceles del 10% y 15% a productos agrícolas estadounidenses, como soja, carne de res y cerdo.
“Esta política arancelaria de Estados Unidos va a tener coletazos negativos para Argentina“, advirtió Vega. El analista explicó que, al encarecerse las importaciones de bienes intermedios y productos finales, los países en desarrollo podrían verse afectados por una posible escalada de medidas proteccionistas en otras regiones. Además, la suba de aranceles podría dificultar el acceso de Argentina a mercados clave, como China, que podría redirigir sus exportaciones hacia América Latina y África.
En el caso de Argentina, Vega señaló que el gobierno de Javier Milei busca fortalecer los vínculos comerciales con Estados Unidos, incluso explorando la posibilidad de un acuerdo de libre comercio bilateral. “Hay sectores, como la industria petrolera, energética y minera, que están impulsando este acercamiento”, explicó. Sin embargo, el analista advirtió que una apertura comercial sin una transición adecuada podría perjudicar a la industria manufacturera local, especialmente en sectores como el textil y el plástico.
“Argentina no tiene la capacidad competitiva para enfrentar una liberación comercial abrupta“, afirmó Vega. El analista destacó que, sin créditos y apoyo estatal, muchas empresas podrían verse obligadas a reducir su planta de personal o cerrar, lo que generaría un aumento del desempleo. “Menem podría lograr bajar la inflación, pero el problema en el futuro será el desempleo”, pronosticó.
Vega también se refirió a la posible salida de Argentina del Mercosur, una idea que ha sido planteada por el gobierno de Milei. “Si no hay un diseño estratégico y planificación, liberar la economía sin transición puede ser muy peligroso“, advirtió. El analista recordó que Chile, con 30 tratados de libre comercio, ha logrado mantener un desempleo de un dígito, pero su economía está altamente primarizada, dependiendo principalmente de la exportación de cobre y litio.
“Argentina necesita una transición gradual y bien planificada hacia una economía más abierta”, concluyó Vega. El analista subrayó que, sin un apoyo crediticio y políticas de fomento a la industria local, una apertura comercial abrupta podría generar graves problemas económicos y sociales en el país.
En el contexto global, la política arancelaria de Trump marca un punto de inflexión en las relaciones comerciales internacionales. Mientras los países afectados buscan proteger sus intereses, la incertidumbre sobre el impacto a largo plazo de estas medidas sigue generando preocupación en los mercados y en los sectores productivos de todo el mundo. Para Argentina, el desafío será encontrar un equilibrio entre la apertura comercial y la protección de su industria local, en un escenario global cada vez más complejo y competitivo.