El experto en Comunicación Política, Mario Riorda, habló en el programa La Barra de Casal y se refirió a la investigación que llevaron adelante junto a la docente de la Universidad Austral Patricia Nigro y que se refiere a la «incivilidad» en el discurso del presidente Javier Milei.
Este enfoque ya se había estudiado en Estados Unidos a partir del movimiento ultraconservador Tea Party dentro del Partido Republicano y alcanzó mayor visibilidad con la llegada de Donald Trump al poder. «La incivilidad literalmente se construye por la exclusión del otro. Esa exclusión tiene formas de negación, con lo cual literalmente lo que queda en jaque, porque se niega, es tu identidad. Tu identidad es porque tenés una procedencia X, porque tenés preferencias religiosas, porque tenés preferencias sexuales o simplemente por opinar en contra. Creo que la gran divisoria de aguas que el presidente propone recurrentemente, que incluso en una pésima metáfora una de sus candidatas en Buenos Aires ha propuesto con la idea de un muro, que es precisamente eso, un muro, en este caso discursivo, que divide a los argentinos del bien y del mal, deja fuera a todo aquel que pueda tener una postura crítica o que simplemente quiere votar otra opción y eso claramente es un discurso de exclusión, por lo tanto la incivilidad, porque te quita derechos, te quita tu condición identitaria y es un ejercicio absolutamente arbitrario que literalmente rompe con, entre comillas, los civilizados, que en términos de democracia es ni más ni menos que la convivencia».
Lejos de ser marginal, este tipo de narrativa tiene un público que lo consume y lo replica. Riorda lo describe como un discurso que más que defender valores propios, se construye desde la oposición a los del otro. En Argentina, esta lógica se observa tanto en el antikirchnerismo como en el antimileísmo, que incluso ha superado al primero. “No importa tanto lo que defiendo, sino lo que niego”.
Actualmente según estudios realizados se muestra que gran parte del discurso oficial del presidente se centra en estigmatizar al adversario y concentrar poder en detrimento de los contrapesos institucionales. Al analizar la reacción ciudadana, los resultados revelan un dato llamativo: Entre opositores, el rechazo al estilo presidencial es prácticamente unánime y entre simpatizantes de Javier Milei, el 40% no comparte su estilo y reconoce riesgos de autoritarismo, erosión democrática, afectación a la prensa e incluso traslado de estas prácticas a la vida cotidiana.
Al ser consultado por el tema de los audios de Spagnolo, el analista político explicó que es importante seguir muy de cerca lo que pasó anoche considerando que la gestión de Milei ya tuvo un revés importante a propósito de la causa Libra «que está en plena investigación nacional e internacional y es un tema que generó un bajón importante. ¿Qué tan fuerte es el bajón? Bueno, le produjo al gobierno dos situaciones importantes. Uno, diferencial negativo. ¿Qué significa? Tiene más rechazo que aprobación, primer dato. ¿Sí? Segundo dato, no hay ninguna área de evaluación del gobierno con diferencial positivo. Este es el estudio de la Universidad de San Andrés, digo, no lo estoy diciendo yo como un particular. ¿Qué significa esto? Que todas las áreas de gestión del gobierno tienen un poco más de rechazo, algunas muchísimas más, lo que tiene que ver, por ejemplo, con educación pública, salud pública, obra pública o cuestiones de discapacidad, otras menos, sí, pero todas tienen más rechazo que positividad».
Riorda remarcó que a esto que era el escenario preexistente hasta anoche, se suma que ahora «empezó a pasar algo que probablemente haya que asociarlo con el otro hecho que decía Libra, que es, se afecta a la base de credibilidad en un gobierno que venía a pujar contra la casta. Uno podría, entre comillas, permitirle muchas cosas, pero difícilmente la cuestión asociada a la corrupción. Y no es menor encima en el área sensible donde se dio ese potencial hecho de corrupción. Quiero enfatizar esto, potencial hecho de corrupción, que es en el área de salud, justo en el marco también de una crisis de salud, con más de 100 muertes por el tema del fentanilo».