El reciente partido exhibición entre Nick Kyrgios y Aryna Sabalenka volvió a poner sobre la mesa un debate que atraviesa al deporte desde hace décadas: ¿en qué se diferencian realmente la preparación física de un hombre y la de una mujer? Para analizarlo con fundamentos, experiencia y mirada profesional, el equipo de Digamos Todo dialogó con Gerardo Salorio, histórico preparador físico del fútbol argentino y especialista también en el trabajo con deporte femenino.
El partido tuvo condiciones especiales: cancha reducida y sin segundo saque, buscando achicar distancias. Sin embargo, la diferencia fue evidente. Según Salorio, esto no es casual ni circunstancial. Incluso con reglamentos adaptados, las diferencias estructurales entre hombres y mujeres siguen marcando el rendimiento deportivo.
Uno de los primeros puntos que destaca el preparador físico es que los valores físicos de base son distintos:
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La mujer tiene de manera innata una mayor capacidad de elongación y flexibilidad, algo que al varón le cuesta mucho más desarrollar.
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El hombre, en cambio, posee una mejor coordinación motriz, especialmente en la psicomotricidad fina y en los movimientos complejos.
Estas diferencias, explica Salorio, tienen un origen histórico y cultural: los juegos de la infancia masculina suelen involucrar más desplazamientos, velocidad y coordinación. Con el paso del tiempo, esta brecha se va achicando a medida que las mujeres acceden a más estímulos deportivos desde edades tempranas.