Por ALBERTO DE LA TORRE
Dicen que el primer retrovisor en un vehículo data de 1903 y que su inventora fue una mujer, Dorothy Levitt, que también fue la primera fémina en ganar una carrera de automovilismo. Más de un centenar de años después y sin haber sufrido cambios sustanciales, el futuro del espejo retrovisor está en entredicho. Parece que las cámaras han llegado para quedarse.
La versión más extendida relacionada con el origen del espejo retrovisor dice que Levitt escribió en su libro “The Woman and the Car: A Chatty Little Handbook for the Edwardian Motoriste” (La mujer y el coche: manual fácil para las motoristas eduardianas): “las mujeres deberían colocar un pequeño espejo de mano en un sitio adecuado del coche y elevarlo de vez en cuando para poder mirar hacia atrás”.
El tiempo dio la razón a Levitt y, desde entonces, el espejo retrovisor es un elemento imprescindible para conducir, tanto en el exterior como en su interior aunque, todo hay que decirlo, en Motorpasión también recogían referencias sobre el espejo retrovisor en civilizaciones tan antiguas como la egipcia. Sea como sea, finalmente, la presencia del espejo retrovisor es obligatoria para circular y, aunque legalmente sólo son necesarios el situado en la puerta del conductor y el interior, es difícil entender un coche actual sin este elemento también en la puerta derecha.
El futuro del retrovisor está en entredicho
Pese a haberse convertido en un imprescindible en la mayor parte de los vehículos (y hasta recomendable en otros que carecen de ellos por norma general, como las bicicletas) el desarrollo que las cámaras han experimentado en los últimos años y, sobre todo, las capacidades técnicas para la reproducción en tiempo real de las imágenes captadas han permitido que el fiable espejo del retrovisor sea sustituido por una cámara.
El primer modelo en lanzarse al mercado en el que los espejos fueron sustituidos por cámaras fue el Lexus ES en 2018, pero esta opción quedaba relegada al mercado japonés. En Europa, fue el Audi e-tron el primer vehículo que sustituía los retrovisores por este nuevo sistema. Desde entonces, lo hemos visto implementado en otros modelos. Primero como opción alternativa al retrovisor interior, a elegir entre el espejo tradicional o el modo pantalla, y más adelante como sustituto de todos los espejos exteriores, como en el caso del Honda e.
De momento, este salto tecnológico supone también un riesgo para el fabricante, pero las ventajas de este sistema son evidentes, tanto en materia de seguridad como en eficiencia energética.
Por qué son mejores las cámaras que los espejos
Es probable que lo primero que pienses es que un espejo siempre será más rápido y fiable de consultar que una cámara. Sin embargo, la transmisión de datos ha evolucionado hasta tal punto que el retardo entre la imagen captada y la mostrada es inapreciable para el ojo humano, por lo que en la práctica, lo que vemos en un espejo y una pantalla es lo mismo.
Su segunda gran ventaja es la capacidad para adaptarse a las diferentes situaciones del tráfico que tienen las cámaras. Un espejo sólo puede moverse mecánicamente en un espacio muy reducido mientras que con una cámara el ángulo de visión se amplía. Mediante software, el coche detecta el entorno por el que se está circulando lo que le permite adaptar la imagen mostrada al mismo, cerrando el ángulo de visión en una autopista para ganar profundidad y abriéndolo en un entorno urbano para que más agentes del tráfico entren en el cuadro captado.
Y todo ello sin olvidar las condiciones climáticas. Las cámaras que hacen las funciones de retrovisores están salvaguardadas en pequeñas piezas plásticas. Esto evita que la imagen quede distorsionada por la lluvia, la nieve o la niebla. De hecho, las pantallas de alta resolución y contraste del interior serán más fiables en estos casos. Como muestra de la calidad implementada, las del Audi e-tron montan tecnología OLED. También si el sol o unos faros inciden directamente contra la cámara, pues ésta puede adaptar la iluminación captada, evitando los temidos deslumbramientos.
Y a todo lo anterior hay que añadir la ventaja aerodinámica que se consigue con la eliminación de los retrovisores. La situación de los mismos siempre ha supuesto un problema en este sentido y con la llegada del coche eléctrico puede ser primordial ganar eficiencia para mejorar los datos de autonomía. El Audi e-tron, por ejemplo, pasa de un coeficiente de 0,28 Cx a 0,27 Cx. Es una pequeña ventaja pero, cuando se quiere sacar el máximo rendimiento, cada pequeña victoria cuenta.
Y las instituciones ya lo ven con buen ojos
La implantación y generalización de este nuevo sistema de vigilancia tenía que contar, evidentemente, con el visto bueno de los responsables de tráfico tanto europeos como españoles. Superado este obstáculo en 2018, cabe preguntarse por su posible apoyo futuro.
Entre los sistemas ADAS de seguridad que serán obligatorios en 2022 también encontramos la cámara de visión trasera, lo que reduce sensiblemente el riesgo de accidente en las maniobras de marcha atrás. Una tecnología muy similar a la que ofrecen los retrovisores digitales y que algunos modelos implementan en sus retrovisores interiores.
Pero, además, la DGT también se hizo eco de las ventajas que aportan estos sistemas hace algunos años. En 2015 comenzaron las primeras pruebas con camiones. Prototipos que llevaban incorporadas tres cámaras con visión de 360º que lanzaban la imagen a dos grandes pantallas junto al conductor. Entre los argumentos que sostenía el organismo para su implementación se encontraba la mejora en el terreno aerodinámico, un mayor ángulo de visión y, sobre todo, la incorporación de imágenes traseras que con los espejos tradicionales son inexistentes, pues un espejo interior resulta inútil en este caso. Esa misma solución pueden obtener los conductores de furgonetas que transporten una gran carga en su parte trasera.