Se estima en miles de millones de euros los daños que se concentran especialmente en la agricultura en la zona norte del país.
Inundaciones dejaron al menos 13 personas muertas en la región septentrional italiana de Emilia-Romaña, causaron daños de miles de millones de euros y afectaron con especial dureza a la agricultura, declaró el jueves el gobernador regional.
Las lluvias torrenciales de esta semana devastaron la parte oriental de la región, conocida como Romaña, con hasta 300 deslizamientos de tierra, 23 ríos desbordados, unas 400 carreteras dañadas o destruidas y 42 municipios inundados.
“Nos enfrentamos a un nuevo terremoto”, declaró a la prensa el presidente de Emilia-Romaña, Stefano Bonaccini, recordando los sismos que asolaron la región en 2012, destruyendo miles de viviendas.
Tras señalar que desde entonces se ha reconstruido “casi todo”, Bonaccini dijo que “esa experiencia nos demostró que se puede hacer, y reconstruiremos todo (de nuevo), estoy seguro de ello”.
El número de muertos aumentó a 13 el jueves, cuando se encontraron otros cuatro cadáveres. En la pequeña localidad de Russi, dos personas de 73 y 71 años fueron halladas muertas juntas en su casa, informaron las autoridades locales.
Según la asociación agrícola Coldiretti, más de 5.000 granjas quedaron bajo el agua en la región, que incluye el llamado “Valle de la Fruta”, así como campos de maíz y cereales.
“Ya habíamos calculado casi 1.000 millones de euros de daños (por aquellas inundaciones), así que imagínense cuánto aumentará la cifra” con la nueva catástrofe”, dijo Bonaccini, añadiendo que era demasiado pronto para dar montos precisos.
Las inundaciones son las últimas de una serie de fenómenos meteorológicos extremos que han azotado Italia en el último año, a medida que catástrofes antaño excepcionales se convierten en parte habitual de la vida.
El gobierno ha prometido una ayuda de emergencia adicional de 20 millones de euros (22 millones de dólares), además de los 10 millones de euros asignados en respuesta a las inundaciones de hace dos semanas, en las que murieron al menos dos personas.
Al menos 10.000 personas se vieron obligadas a abandonar sus hogares, y muchos de los que permanecieron en zonas inundadas se quedaron sin electricidad. Uno de los muertos fue arrastrado desde su casa hasta una playa a unos 20 kilómetros de distancia.
El Gran Premio de Fórmula Uno que se celebraría el domingo en Imola, cerca de muchas de las zonas más afectadas, se suspendió para aliviar la presión sobre los servicios de emergencia, mientras que el concierto de Bruce Springsteen del jueves en Ferrara siguió adelante como estaba previsto.