La agresión armada contra un colectivero este jueves en Mendoza y Méjico se suma a las últimas contra taxistas pero trae también a la memoria hechos similares de los últimos meses.
El ataque a tiros de este jueves contra un chofer de la línea K del transporte público rosarino aumenta la conmoción instalada esta semana a partir de los asesinatos de dos taxistas las dos noches previas pero también trae a la memoria recientes episodios muy violentos contra colectivos. El más saliente, el homicidio de César Roldán cuando estaba al volante de una unidad de la 116, en diciembre último.
Ese crimen fue uno de los más resonantes del año pasado. La víctima estaba completamente ajena al contenido de una nota que el sicario arrojó en la escena, cuyo texto estaba dirigido a un preso que está imputado por integrar la banda narco que lidera Alan Funes desde un penal federal. La investigación del Ministerio Público de la Acusación por el momento no tiene detenidos.
Luego de ese hecho ocurrido en Eva Perón y Cullen, otras tres unidades del transporte urbano de pasajeros fueron objetos de ataques con armas de fuego o con una molotov, más allá de otro tipo de agresiones con piedras, una situación que tristemente se repite en algunos barrios de la ciudad. “Será que quieren que no funcionen los colectivos”, afirmó por entonces Sergio Copello, secretario general de la UTA Rosario.
El 24 de diciembre, un colectivo del Enlace Avellaneda Oeste quedó en medio de un tiroteo entre gatilleros que se desplazaban en moto en Rouillón y Juan XXIII. En este hecho puntual, el ataque no fue dirigido directamente al vehículo, de hecho, el frente de una casa también recibió disparos.
El 6 de enero pasado, tres adolescentes tiraron una molotov contra una unidad del 143 que circulaba en Rondeau al 300. La Policía posteriormente los detuvo a las pocas cuadras y les secuestró una mochila con una botella con combustible, botellas de vidrio y un papel con una amenaza escrita para el ministro de Seguridad Pablo Cococcioni.
El último de estos atentados tuvo lugar el 23 de enero por la noche en Winter al 3800, en la zona sudoeste, cuando un gatillero dejó un cartel en el que se menciona al gobernador Maximiliano Pullaro y efectuó dos disparos contra un interno de la línea 130 que hacía punta de línea en la intersección de Avellaneda y Winter.
“Creo que, lamentablemente, estos personajes encontraron esta modalidad de usar gente inocente para dejar mensajes. Si saben de qué pabellón son, de qué cárcel son, ¿por qué no se lo dan? Y así dejan de atacar a gente como nuestra familia, como César Roldán, asesinado sin nada que ver, manejando un colectivo cuando no debía y anoche el compañero que estaba en la punta de línea. Menos mal que no estaba en el volante”.
El secretario de la UTA Rosario insistió oportunamente: “Será que no quieren que funcionen los colectivos. Han encontrado en el transporte un vínculo para hacerse notar, pero también lo han encontrado en otros negocios locales, con la impunidad de ir en bicicleta”.