Escrito por LT3
Las estadounidenses “Barbie”, “Asteroid City” y “Los Fabelman”; las argentinas “Cuando acecha la maldad”, “El despenador”, “El juicio”, “Los delincuentes” y “Puan”; la finlandesa “Hojas de otoño”; y la chilena “1976”; entre algunos de los títulos destacados del año.
El 2023 tuvo películas que sorprendieron por su recaudación, pero también por el tratamiento, las temáticas y los puntos de vista sobre diversos temas, tanto a nivel nacional como internacional. Así, la más taquillera a nivel mundial fue “Barbie”, mientras que, a nivel local, la sorprendente “Cuando acecha la maldad” batió récords dentro y fuera del país.
Sin embargo, entre las decenas de títulos que se estrenaron en el año, la selección no sólo se basa en la recaudación, sino también los temas tratados y las visiones novedosas que algunos directores aportaron sobre varios temas, además de reunir un buen consenso en festivales y mercados, como por ejemplo fue el caso de “Los delincuentes”, de Rodrigo Moreno, o “1976”, de la chilena Manuela Martelli.
“Barbie”, de Greta Gerwig (Estados Unidos)
Greta Gerwig retoma sus queridas narrativas de iniciación con un giro más adulto y de comedia en “Barbie”, con la brillante dupla protagónica de Margot Robbie y Ryan Gosling. Gimnasta, física, doctora, bailarina, abogada, escritora o presidente: las posibilidades que ofrecía la invención de la muñeca en 1959 fueron multiplicándose, mientras también crecían las críticas por considerarla una clara mala influencia en relación a la diversidad corporal y a los estándares de belleza hegemónicos.
Ese halo de contradicciones da rienda suelta a esta primera adaptación cinematográfica en carne y hueso de la muñeca, ambientada en Barbie Land, en la que la protagonista (Robbie) -junto a su eterno amigovio Ken (Gosling) y las muchas versiones de ambos- pasa los días creyendo que había conseguido con su mera existencia la equidad entre niñas y niños, y por ende entre mujeres y varones, en el mundo real.
Pero cuando sus pies, siempre en puntitas, tocan el suelo y la perfección de su rutina se descontrola, Barbie sospecha que algo anda mal, y pronto descubre que la tristeza y los pensamientos negativos de su dueña son el motivo detrás de estas fallas en el tejido espacial que, sin mucha lógica ni necesidad de explicaciones, las separa. Gerwig da en la tecla con esta mirada original de la igualdad entre géneros en todas sus expresiones sociales. Se trata de un núcleo contemporáneo que, a la vez, apela a la cultura pop, a la exageración, al ritmo vertiginoso de estos tiempos y a la nostalgia de generaciones enteras.
“Asteroid City”, de Wes Anderson (Estados Unidos)
Ubicada en la década del cincuenta en el desierto de los Estados Unidos, una sinopsis posible podría señalar que en el comienzo hay un maestro de ceremonias que presenta lo que va a pasar en pantalla. Inmediatamente se empieza a desarrollar la acción, con un dramaturgo que desarrolla una historia que se exhibirá (¿o se exhibe?) en la televisión, el relato sobre “Asteroid City”, un pueblo de apenas 87 habitantes con un hotel, un bar, una estación de servicio, una escuela, un observatorio astronómico y una base militar.
Por la propia lógica de la película parece natural que se presente un extraterrestre, lo que obliga al gobierno a poner en cuarentena a los excéntricos habitantes y visitantes del pueblo. En la puesta, los decorados tienen la misma importancia o más que el despliegue de estrellas (Scarlett Johansson, Tilda Swinton, Steve Carell, Tom Hanks, entre otros), porque los lugares son un elemento central del armado andersoniano.
En tanto le permiten el diseño, la maqueta totalmente artificial, irreal, que para el realizador son imprescindibles para contener pequeños relatos que hacen a un todo. De eso se trata justamente, de una totalidad que explora a conciencia y de manera absolutamente arbitraria las posibilidades del artificio.
“Cuando acecha la maldad”, de Demian Rugna (Argentina)
La de Rugna se convirtió en la película de terror argentina más vista de la historia, tras haber pasado por 650 salas de Estados Unidos y transformarse en la primera latinoamericana en ganar en el Festival de Sitges. Más allá de las condecoraciones, la historia cuenta que en un campo aparece un poseído con el que hay que seguir una serie de reglas para que ese demonio no salga del cuerpo ni contagie su maldad. Dos hermanos, con un sinuoso pasado, son los que intentarán vencer al demonio en un fin de semana infernal.
Lo atrapante de la cinta es el ritmo vertiginoso que impide levantarse del asiento. La cinta cuenta con escenas memorables, que se apoyan en el engaño al espectador en varias otras, más la sutil y jugada apuesta por empezar la historia directamente desde la acción del segundo acto.
“El despenador”, de Miguel Kohan (Argentina)
En la Puna corre el mito de un personaje llamado El Despenador, quien le daba muerte a los moribundos para evitar el sufrimiento y que la Muerte se propague a través del aliento. Kohan utliza la figura de un antropólogo que se descubre a sí mismo mientras investiga en la inmensidad del altiplano. La película fluctúa con tomas y sonidos que parecieran ser sacadas del registro documental, pero que se encuentran editadas y montadas a la perfección con una ficción de momentos lyncheanos.
Con apuestas por momentos al surrealismo y a lo onírico, mientras su protagonista viaja solo por una ruta desértica para aparecer en rituales locales, en los cuales se pierde en una inverosímil muchedumbre. Cine de autor por excelencia, deja ribetes de una experiencia que vale la pena asumir para comprender la profundidad de las temáticas.
“El juicio”, de Ulises de la Orden (Argentina)
Ulises de la Orden aborda el Juicio a las Juntas militares por delitos de lesa humanidad durante la última dictadura y además, mantiene en agenda, al igual que la ficción “Argentina, 1985”, la necesidad de renovar la memoria sobre el período más oscuro de la historia del país. La película es un minucioso y estremecedor recorrido sobre el accionar de la dictadura entre 1976 y 1983 a partir del registro que hizo la entonces Argentina Televisora Color (ATC).
Además, de las 90 jornadas del proceso llevado a cabo entre el 22 de abril y el 9 de diciembre de 1985 y en el que se llegó al histórico fallo condenatorio de los comandantes. Las 530 horas del material audiovisual original tomadas en el formato u-matic por el canal estatal, en la película de De la Orden son reducidos a 177 minutos imprescindibles para entender la magnitud de los crímenes del Terrorismo de Estado durante el llamado “Proceso de Reorganización Nacional”.
“Hojas de otoño”, de Aki Kaurismäki (Finlandia)
El su último opus, el finlandés Aki Kaurismäki, presenta la historia de un amor proletario, con personajes simples y desesperanzados, que aparentemente ya no esperan demasiado de la vida. Los planos en penumbra, los incontables cigarrillos que fuman buena parte de sus personajes, una posible playlist con temas inconcebiblemente tristes que se escuchan y cantan en karaokes sin una pizca de vitalidad, están presentes en esta historia sobre la relación entre una mujer y un hombre de mediana edad, trabajadores sin nada para destacar.
Las noticias de la guerra en Ucrania no generan precisamente un contexto esperanzador, pero a pesar de que la historia no se trata de segundas oportunidades sino de apenas una a la que los protagonistas se aferran para construir una historia de amor, el bello filme de Kaurismäki es un llamado humanista a las posibilidades infinitas del destino.
“Los delincuentes”, de Rodrigo Moreno (Argentina)
El filme protagonizado por Esteban Bigliardi y Daniel Elías es la precandidata a los Oscar por Argentina, tras su aplaudido paso por el Festival de Cannes. Con la película “Apenas un delincuente” (1949, de Hugo Fregonese) como inspiración, Moreno pone en escena a dos empleados bancarios que roban parte del tesoro con el solo objetivo de garantizarse la jubilación. Uno de ellos, pergeña el robo desde hace años; el otro, se encuentra con el botín casi de sorpresa, pero no puede decir que no. El instigador, se entrega a la policía y su cómplice debe guardar el dinero hasta que el otro salga en libertad.
No se trata de una historia ni lineal ni llana, aunque tampoco rebuscada. Considerada como una fábula sobre la libertad, Moreno acude a un lenguaje cinematográfico que mezcla thriller con comedia en un filme que abre esperanzas hacia un cine de autor con capacidad de conmover a un público no asiduo a las salas.
“Los Fabelman”, de Steven Spielberg (Estados Unidos)
En “Los Fabelman”, el director de “E.T.”, “Inteligencia Artificial” y “La guerra de los mundos” -solo para citar algunos de sus títulos que abordan la infancia-, habla de su familia, de su padre ingeniero que interpreta Paul Dano, y su madre pianista a cargo de la actriz Michelle Williams, dos maneras de ver el mundo que influirían en el pequeño Steven para manejar como pocos los aspectos técnicos y artísticos del cine.
Claro, también está el malentendido gigantesco con el que creció Spielberg a partir del fin del matrimonio de sus padres y algunas certezas que se desvanecieron cuando conoció ya de adulto las razones del divorcio y por último, el antisemitismo, con el que tuvo que lidiar en sus años de formación.
De todas estas etapas -que comienza con una primera vez para ver nada menor que “El espectáculo más grande del mundo”, de Cecil B. DeMille- da cuenta “Los Fabelman”, que deja sentado claramente que muy tempranamente encontró en una cámara, el recurso indispensable para atravesar situaciones difíciles y también para experimentar el goce por contar historias durante más de 50 años.
“Puan”, de María Alché y Benjamín Naishtat (Argentina)
Con una base de comedia que retrata el micromundo universitario porteño a partir de la disputa entre dos profesores por un cargo, “Puan”, también es una aguda reflexión sobre el valor de la educación pública. La historia gira en torno a Marcelo Pena (Marcelo Subiotto), un profesor de la Facultad de Filosofía de la UBA que imprevistamente se encuentra ante la posibilidad de ocupar el cargo de titular de cátedra. Pero entra en escena el profesor Rafael Sujarchuk (Leonardo Sbaraglia), su némesis: seductor, carismático y con títulos europeos, que también aspira a ocupar el puesto.
Se trata entonces de una rivalidad en donde se juega la comedia clásica por los opuestos, con gags efectivos. Pero si bien la historia pone especial énfasis en reflejar el universo de Puan tal como lo que es, una comunidad intelectual con una dinámica propia y muy de nicho, también es un filme profundamente político, al destacar el rol fundamental de lo colectivo por sobre lo individual y da cuenta de la importancia de los formadores que trabajan en la educación pública y gratuita.
“1976”, de Manuela Martelli (Chile)
El relato cuenta el invierno de Carmen, una ama de casa, que a pedido del sacerdote de la familia le brinda primeros auxilios a un guerrillero, situación que la debate entre el deber y el miedo que la persigue y que, ante la impunidad de los dictadores en el país trasandino, parece ser un espejo que refleja lo contrario de lo que muestra “Argentina, 1985”. Carmen no sólo debió abandonar la idea de estudiar medicina, sino que, casada con un médico, constantemente padece que le enrostren la superioridad de estudios.
Si bien es ficción, el germen de la historia parte de la abuela de la directora, un ama de casa que de grande decidió estudiar arte. Sin embargo, la carrera quedó trunca por la irrupción de la dictadura de Augusto Pinochet y, en 1976, falleció luego de tres años en estado de depresión.