La baja demanda de la divisa en el mercado marginal desata especulaciones sobre la salida del cepo cambiario.
El dólar blue por debajo de los mil pesos era un escenario inimaginable hace tres meses, pero ahora se convirtió en realidad y abre expectativas sobre si Javier Milei decidirá salir del cepo cambiario a mediados de año.
El veranito cambiario se profundizó en la segunda semana de marzo, en medio de una sequía de pesos. La gente vende sus dólares atesorados para poder afrontar gastos como la tarjeta de crédito.
Mientras en el mercado se preguntan si el Banco Central acelerará el ritmo de devaluación mensual del dólar oficial, el paralelo no para de anotar nuevas caídas.
Este miércoles toca los $995, $15 menos que en su cierre anterior, y su valor más bajo desde el 26 de diciembre pasado.
Lo que pasa en la calle con el billete estadounidense refleja también el comportamiento del dólar en la bolsa. El contado con liquidación, la vía que usan las empresas para dolarizarse ya pierde casi 4% en las primeras cuatro ruedas del mes y se acerca a los $ 1.030. El dólar MEP, o bolsa, también opera por debajo de los $1.000 y se acomoda en los $998.
Los dólares financieros siguen bajando y el blue acompaña ese movimiento.
En la city hay expectativa de que el contado con liquidación llegue a los $980 en las próximas semanas y el blue puede ir a buscar un precio de $950. De todas formas, estos precios parecen advertir la posibilidad de un rebote.
La apreciación del peso está basada en algunos factores circunstanciales para el mercado y en un cambio de expectativas de corto plazo.
Una de las razones de la caída del blue es el esquema exportador 80/20 que instauró el Ministerio de Economía en la segunda mitad de diciembre, por el que los productores tienen permitido liquidar un 20% de sus exportaciones en el mercado financiero, que sigue desinflando al contado con liqui.
Si bien es cierto que la caída del dólar financiero y la reducción de la brecha hace que ya no sea tan atractivo para este sector liquidar en este segmento, ya que el dólar exportador del mercado oficial se ubica en estos momentos en los $ 993, todavía la oferta de dólares se mantiene.
En el mercado se observa una oferta muy sostenida de exportadores, que no es contrapesada por la demanda privada de cobertura en un contexto de relativa estabilidad de las monedas latinoamericanas y optimismo por los últimos pasos del gobierno.
En este escenario, si bien el fracaso de la Ley Omnibus había aportado cierta volatilidad al mercado financiero, la expectativa por un nuevo acuerdo entre la Casa Rosada y las provincias alimenta una perspectiva de “tranquilidad” en el frente financiero, al menos en el corto plazo.
Las últimas novedades sobre el diálogo entre el Gobierno nacional y los gobernadores crearon expectativas positivas que ayudan al peso generando condiciones favorables para el “carry trade”, indicaron desde la consultora Delphos.
De cara a la liquidación de la cosecha, en el mercado permanece la incógnita sobre si el Banco Central decidirá incrementar su pauta de inflación mensual, fija en el 2% desde diciembre.
Los operadores se encuentran atentos a una posible gradual aceleración en el ritmo del “crawling-peg”, algo que se anticipa debería suceder próximamente en busca de extender la acumulación de reservas y así mitigar la pérdida de competitividad al esfumarse en el tiempo los efectos de la devaluación inicial.
El Gobierno parece priorizar el efecto antiinflacionario del ancla cambiaria frente a la posibilidad de una apreciación acelerada del dólar oficial que podría restar competitividad-precio a las exportaciones.
El martes hubo un movimiento que llamó la atención en el mercado mayorista, donde el Banco Central dejó correr al dólar oficial a un ritmo mayor que en las jornadas previas.
En los dos primeros días de esta semana el tipo de cambio mayorista subió $ 2,50, algo por encima de los $ 2,20 de aumento en idéntico lapso de la semana anterior.