El Congreso espera la convocatoria a extraordinarias y el Gobierno evalúa tratar la eliminación de las PASO

Por estas horas, el Gobierno analiza si bajar el telón del Congreso hasta el 1 de marzo o armar un temario a piacere para las sesiones extraordinarias.

Concluido el período de sesiones ordinarias, la Cámara de Diputados entró este lunes formalmente en receso, a la espera de que el Gobierno publique (o no) en el Boletín Oficial el llamado a sesiones extraordinarias.

La actividad en el Congreso, tras el fracaso estrepitoso del tratamiento de Ficha Limpia, que detonó bombazos entre el oficialismo y la oposición dialoguista, entró en un limbo de incertidumbre, con la sesión preparatoria de este miércoles como único hito a la vista.

Por estas horas, el Gobierno analiza si bajar el telón del Congreso hasta el 1 de marzo o armar un temario a piacere.

Para calmar la olla a presión de la oposición dialoguista, el portavoz presidencial Manuel Adorni dijo que el Gobierno está de acuerdo con Ficha Limpia, y que el Poder Ejecutivo estaba diseñando su propia propuesta bajo la dirección de Alejandro Fargosi, dejando abierta la posibilidad de tratar el tema en el corto plazo.

Sin embargo, evitó mencionar si la idea es tratar la iniciativa en sesiones extraordinarias.

Si el proyecto recién está en etapa de estudio, difícilmente pueda en tiempo récord colarse en un eventual temario para este diciembre.

El reclamo unánime de toda la oposición para que el Gobierno acepte discutir el proyecto de Presupuesto 2025 parece, a esta altura, una botella lanzada al mar.

Lo que genuinamente le interesa al Poder Ejecutivo tratar en extraordinarias es el proyecto de eliminación de las PASO y la reforma de la ley de partidos políticos.

Es una batalla muy complicada que exige como condición de posibilidad y de éxito un acuerdo con el peronismo de Unión por la Patria, que no rechaza de plano la propuesta pero tampoco la seduce del todo.

El Pro, la UCR, Encuentro Federal, Democracia para Siempre, la Coalición Cívica, es decir, todas fuerzas que en algún momento se aglutinaron en Juntos por el Cambio no quieren saber nada con derogar las PASO.

Necesitan sostener la herramienta para ordenar sus internas en cada uno de los distritos conflictivos.

Desde esos sectores, sospechan que existe un pacto espurio del presidente Javier Milei con Cristina Kirchner, que incluye también la suspensión de Ficha Limpia, para polarizar entre ellos y licuar al macrismo en la representación del electorado antikirchnerista.

En el Gobierno niegan rotundamente esta hipótesis y por el contrario enarbolan argumentos de tipo económico, que abrevan en el ahorro que significará para todos los argentinos prescindir de las primarias obligatorias.

Al hacer un balance de la secuencia histórica, en el oficialismo dictaminan que las PASO son una “gran encuesta nacional” que se traduce en costos innecesarios que paga la sociedad.

También consideran que habilita una intromisión indebida del Estado nacional en la vida interna y en las autonomía de los partidos políticos para elegir a sus candidatos. 

Consciente de las fuertes resistencias opositoras, para el oficialismo lanzarse al reto de eliminar las PASO supondría sería un salto al vacío que posiblemente salga mal y termine en un golpe de frente contra la realidad. 

El Gobierno tiene que medir costos antes de emprender semejante apuesta de riesgo.

Aunque siempre le queda como recurso de reducción de daños quedarse con la narrativa y volver a usar el “principio de revelación” para castigar a la oposición asociándola con la casta política que se resiste a perder sus privilegios. En ese arte, Milei es un experto.

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