Al pronunciar la décima bendición navideña “Urbi et Orbi” (a la ciudad y al mundo) y el mensaje de su pontificado, también instó a la gente a mirar más allá del “las falsas imágenes de la fiesta”.
El papa Francisco pidió el domingo en su mensaje de Navidad el fin de la guerra en Ucrania y otros conflictos, afirmando que el mundo vive una “grave carestía de paz”.
Al pronunciar la décima bendición navideña “Urbi et Orbi” (a la ciudad y al mundo) y el mensaje de su pontificado, también instó a la gente a mirar más allá del “las falsas imágenes de la fiesta” y ayudar a las personas sin hogar, los inmigrantes, los refugiados y los pobres de su entorno que buscan consuelo, calor y comida.
“Fijemos la mirada en el rostro del Niño que nos ha nacido. Y en ese pequeño semblante inocente reconozcamos el de los niños que en cada rincón del mundo anhelan la paz”, afirmó, hablando desde el balcón central de la Basílica de San Pedro, el mismo lugar desde el que salió por primera vez como Sumo Pontífice cuando fue elegido el 13 de marzo de 2013.
“Que nuestra mirada se llene de los rostros de los hermanos y hermanas ucranianos, que viven esta Navidad en la oscuridad, a la intemperie o lejos de sus hogares, a causa de la destrucción ocasionada por diez meses de guerra”, agregó, dirigiéndose a decenas de miles de personas en la plaza de abajo.
Habló apenas unas horas después de que las sirenas antiaéreas sonaron en toda Ucrania y un día después de que Kiev dijo que un ataque ruso en la ciudad de Jersón, recientemente liberada, mató al menos a cinco personas e hirió a otras 35 el sábado, en lo que el presidente Volodímir Zelenski condenó como una matanza gratuita por placer.
“Que el Señor nos disponga a realizar gestos concretos de solidaridad para ayudar a quienes están sufriendo, e ilumine las mentes de quienes tienen el poder de acallar las armas y poner fin inmediatamente a esta guerra insensata”, dijo Francisco.
El conflicto de Ucrania, sostuvo, no debe disminuir la preocupación por las personas cuyas vidas han sido devastadas por otros conflictos o crisis humanitarias, nombrando entre otros a Siria, Myanmar, Irán, Haití y la región africana del Sahel.
“Nuestro tiempo está viviendo una grave carestía de paz”, afirmó.
El Santo Padre pidió la reanudación del diálogo entre israelíes y palestinos en Tierra Santa, lugar de nacimiento de Jesús.
Este año se han registrado los peores niveles de violencia en la Cisjordania ocupada por Israel en más de una década, con al menos 150 palestinos y más de 20 israelíes muertos.
Mientras muchos se sientan en torno a “una mesa bien preparada”, diariamente se desperdician enormes cantidades de alimentos y se gastan recursos en armas, afirmó.
Volvió a condenar el uso de los alimentos como arma de guerra, afirmando que la guerra de Ucrania había puesto a millones de personas en riesgo de hambruna, y mencionó Afganistán y los países del Cuerno de África.