El Obispo de Roma envió la bendición Urbi et Orbi marcada por el conflicto que afecta al este de Europa que pone en vilo al mundo.
El Papa Francisco proclamó la tradicional bendición Urbi et Orbi del Domingo de Pascuas en la que pidió por la paz en Ucrania y que llegue “la Luz al pueblo ruso”, a más de un año del inicio de la guerra que pone un foco de tensión extremo en el este de Europa.
“Apresurémonos a recorrer senderos de paz y de fraternidad. Alegrémonos por los signos concretos de esperanza que nos llegan de tantos países, empezando de aquellos que ofrecen asistencia y acogida a quienes huyen de la guerra y de la pobreza”, clamó el papa Francisco en su mensaje Urbi et Orbi de este domingo al finalizar la misa de la Resurrección del Señor, según informó la Agencia Informativa Católica Argentina (AICA).
El pontífice pidió que cada uno pueda obtener la fuerza para perseverar en el bien, hacia el encuentro del bien que no defrauda. “El mayor pecado es no creer en la fuerza de la Resurrección”, recordó, por lo que invitó a creer y saber que “Cristo verdaderamente resucitó”.
“Creemos en Ti, Señor Jesús, creemos que contigo la esperanza renace y el camino sigue. Tú, Señor de la vida, aliéntanos en nuestro caminar y repítenos, como a los discípulos la tarde de Pascua: ‘¡La paz esté con ustedes!’”, expresó.
El pontífice sostuvo: “El Resucitado nos pide que nos dejemos sorprender por el gozoso anuncio de la Pascua, por la luz que ilumina las tinieblas y las oscuridades que se ciernen tantas veces sobre el mundo”.
Al repasar las situaciones que atraviesa el mundo en esta Pascua, Francisco clamó: “Ayuda al amado pueblo ucraniano en el camino hacia la paz e infunde la luz pascual sobre el pueblo ruso”, y pidió al Resucitado confortar “a los heridos y a cuantos han perdido a sus seres queridos a causa de la guerra, y haz que los prisioneros puedan volver sanos y salvos con sus familias”.
“Abre los corazones de toda la comunidad internacional para que se esfuerce por poner fin a esta guerra y a todos los conflictos que ensangrientan al mundo, comenzando por Siria, que aún espera la paz”, evocó Francisco, recordando a los afectados por el reciente terremoto en Turquía y Siria.
“En este día te confiamos, Señor, la ciudad de Jerusalén, primer testigo de tu Resurrección”, incidió Francisco, quien expresó “mi profunda preocupación por los ataques de estos últimos días, que amenazan el deseado clima de confianza y respeto recíproco, necesario para retomar el diálogo entre israelíes y palestinos, de modo que la paz reine en la Ciudad Santa y en toda la región”.
Sostuvo: “Que sea para cada uno de ustedes, queridos hermanos y hermanas —en particular para los enfermos y los pobres, para los ancianos y los que están atravesando momentos de prueba y dificultad—, un paso de la tribulación a la consolación”.
Francisco dijo que “no estamos solos, Jesús, el Viviente, está con nosotros para siempre” y señaló que ” la Iglesia y el mundo se alegren porque hoy nuestra esperanza ya no se estrella contra el muro de la muerte; el Señor nos ha abierto un puente hacia la vida”.