La planta de General Motors (GM) en General Alvear, Santa Fe, detendrá su producción desde el próximo martes 25 de marzo hasta el 14 de abril, en medio de una preocupante caída de las exportaciones hacia Brasil, su principal mercado. La decisión de la automotriz refleja las dificultades que atraviesa el sector, afectado por la devaluación del real brasileño y la creciente competencia de vehículos chinos.
Sergio Gazzera, secretario general de SMATA Rosario, confirmó en diálogo con LT3 que la suspensión afectará a los 600 trabajadores de la planta, quienes cobrarán el 75% de su salario bruto durante este período. “La preocupación es grande. Todos quieren ir a trabajar, no quieren estar suspendidos. Esto ya es preocupante”, expresó Gazzera.
La planta de Alvear, que actualmente produce únicamente el modelo Chevrolet Tracker, ha visto reducida su producción de 21 a 12 unidades por hora en los últimos meses. Este vehículo, que también se fabrica en Brasil, enfrenta una caída en la demanda, especialmente en el mercado brasileño, donde las ventas cayeron a la mitad en febrero.
El impacto de la devaluación y la competencia china
La devaluación del real brasileño ha encarecido las exportaciones argentinas, reduciendo su competitividad en el mercado vecino. Además, la creciente presencia de automóviles chinos, con precios más bajos, ha complicado aún más el panorama para la industria automotriz local.
“La devaluación afecta también acá porque, como usted dice, nosotros somos más caros. Pero hoy no pasa tanto por ahí, sino por el tema de la baja de producción por vehículos que vienen de afuera que están llegando a un mejor precio“, explicó Gazzera.
Según datos de la Asociación de Fábricas de Automotores (ADEFA), las exportaciones a Brasil cayeron un 27,3% en enero y un 4,5% en febrero, acumulando una baja del 13,5% en lo que va del año.
Incertidumbre sobre el futuro
La situación de GM en Santa Fe no es nueva. Desde fines de 2023, cuando se discontinuó la producción del Chevrolet Cruze, la planta ha operado con un solo modelo y una capacidad reducida. “Estamos trabajando al límite. Ir a 12 por hora es lo mínimo que se puede llegar a hacer en una fábrica como esta”, señaló Gazzera.
Aunque el gremialista descartó rumores sobre un posible cierre de la planta, admitió que la incertidumbre es alta. “No hay nada de eso, pero esto cambia todos los días. Hace dos semanas atrás seguíamos trabajando a 12 por hora y ahora tenemos esta noticia”, afirmó.
La paralización de la planta de GM se suma a un contexto complejo para la industria automotriz argentina, que enfrenta desafíos tanto internos como externos. Mientras tanto, los trabajadores esperan que, tras este período de suspensiones, la situación pueda estabilizarse y la producción retome su ritmo habitual.