Ambientada en los años 20, el director Damien Chazelle propone una historia de ambición y exceso, a partir del ascenso y la caída de múltiples personajes durante una era de decadencia y depravación en los inicios de la meca del cine
Por Leo Deangelis
“Babylon” es la nueva película de Damien Chazelle, el director de la ganadora del Oscar “La La Land”, que está protagonizada por Brad Pitt, Margot Robbie y el actor mexicano Diego Calva (“Narcos: Mexico”). La historia se traslada al Hollywood de los años 20 y contempla las glorias, miserias, triunfos y desenfrenos de los intérpretes elevados al altar de dioses y estrellas en ese periodo de los inicios del cine, cuando el pasaje del mudo al cine sonoro cimentó una expectativa megalómana, así como acabó con estrellas de la era anterior.
Ambientada en Los Ángeles durante los años 20, “Babylon” describe específicamente, en tres horas de duración, un Hollywood justo antes de la llegada del cine sonoro, una fábrica de sueños, pero también la tumba artística de actores y creadores que no lograron adaptarse al cambio. De esta manera, este film narra los sueños de una aspirante a actriz (Margot Robbie), el desencanto teñido de comicidad de un actor en declive (Brad Pitt) y la suerte del debutante (Diego Calva), un personaje ingenuo que se encuentra inesperadamente detrás de la cámara.
El director, guionista y productor de cine estadounidense y francés Damien Chazelle, ha ido expandiendo los límites de su talento con cada una de sus películas. Desde el sorpresivo lazo maestro-alumno de la percusiva “Whiplash”, pasando por la aclamada pareja musical de “La La Land” y el desatendido, aunque trascendental viaje de “El primer hombre en la Luna”, el realizador estadounidense demostró una osadía desacostumbrada entre los nuevos nombres de la industria sin relegar independencia.
Ahora, en “Babylon”, que contó con una enorme producción que costó 110 millones de dólares, lleva a los protagonistas a la difícil tarea de interpretar personajes afiebrados por sueños y fracasos, fiestas y adicciones, glamour y decadencia de una época del espectáculo parecida a todas y cuyo título guiña no tan de soslayo al escandaloso Hollywood Babilonia que escribió Kenneth Anger. Las fuentes literarias, históricas y cinematográficas requisadas por Chazelle son en efecto numerosas, pero a la hora de concebir el guion el director prefirió inclinarse hacia la invención.
Robbie es Nellie LaRoy, desaforada aspirante a actriz de Nueva Jersey que tiene mucho en común con la malograda Clara Bow, considerada la primera “it girl”; Pitt lleva el nombre de Jack Conrad, un actor chiflado y popular con molde en John Gilbert, el intérprete más taquillero del cine mudo al que traicionó una voz risible con el arribo del sonido; y el mejicano Calva es Manny Torres, un joven asistente de producción de origen hispano que busca trepar a lo más alto de la jerarquía ejecutiva del medio y que en algún aspecto refleja el ascenso inmediato de Calva a un protagónico imprevisto.
El elenco se completa con Jean Smart, que da vida a la periodista de chimentos Elinor St. John (basada en la novelista y columnista inglesa Elinor Glyn); con Jovan Adepo, como el trompetista de jazz Sidney Palmer (inspirado en Curtis Mosby), y con Li Jun Li, que hace de la enigmática Lady Fay Zhu (reflejo de Anna May Wong, primer ícono asiático de la pantalla norteamericana).
Por otra parte, se destaca la labor musical de Justin Hurwitz, compositor habitual de Chazelle y pieza clave en sus películas, ya que el director reveló que filma las escenas a partir del trabajo de Hurwitz, acomodando su visión coreográfica al ritmo y a la cadencia musical.
Cine en el cine camino al Oscar
La temática del cine en el cine que se celebra a sí mismo, es un eje atractivo para Academia de Hollywood en los últimos años, así como un interés reciente de autores de renombre: “Había una vez en Hollywood”, de Quentin Tarantino; “Mank”, de David Fincher; “Licorice Pizza”, de Paul Thomas Anderson; “Imperio de luz”, de Sam Mendes; o “Los Fabelman”, de Steven Spielberg son ejemplos evidentes. Por lo tanto, “Babylon” se posiciona también, como una de las grandes favoritas a competir en los próximos Oscar.
Es que, el precedente de Chazelle no es menor si se cuentan las seis estatuillas ganadas por “La La Land” (incluyendo las categorías de mejor director y de mejor película) y los premios que se llevaron asimismo “Whiplash” y “El primer hombre en la Luna”.
Por lo tanto, se descuenta que “Babylon” sumará algunas nominaciones para los próximos Oscar, que se conocerán el próximo 24 de enero. La película ya compitió en cinco categorías en los recientes Globos de Oro (ganó por la banda de sonido original) y tuvo nueve nominaciones en los Critics’ Choice Awards, (ganó Mejor diseño de producción).
El guión de la película, escrito por el mismo Chazelle, cubre a todas las criaturas de la industria cinematográfica, desde estrellas de cine y directores de estudio hasta extras reclutados en barrios marginales y cuidadores de animales, y muestra lo rápido que alguien puede ir de uno a otro y viceversa. Es una historia sobre lo que Hollywood le hace a la gente que trabaja allí: lo que les da y lo que les quita.
Damien Chazelle cuenta que la película “Babylon”, estuvo activa como proyecto desde el inicio de su carrera, ya que siempre significó una fantasía tambaleante que le llevó una década darle forma concreta. “Diría que el filme era definitivamente una de esas ideas que bullen de fondo o se cuecen en el horno durante años. Era una montaña que para treparla debía prepararme psicológicamente y a la que después desestimaba. Fueron un montón de días enfrentando la página en blanco y sintiendo que era imposible superar la puerta inicial”, dijo.
Y agregó: “En retrospectiva, pienso que me faltaba la confianza de sentir que tenía el material en mis entrañas. Terminé leyendo mucho, investigando, viendo películas, revisando cosas y tratando de desentrañar el ADN del filme a lo largo de todos estos años. Finalmente, después de casi 10 años del destello inicial, me dije ‘OK, estoy preparado para escribir este filme ahora y llevarlo a la realidad’”.
“El proyecto, nació del lema ‘escribí sobre lo que sabes’, ese conocimiento hace que todo sea más directo y personalmente inmediato. Pienso que además me dejo llevar de manera natural por narraciones acerca de gente que vive en sus sueños, para bien o para mal. Esta noción de aspirar a algo que obviamente puede traer reconocimiento y progreso, pero que también puede deparar un enorme daño colateral. Creo que me gusta contar historias que echan un poco de luz sobre ese precio y los sacrificios implicados, y que despiertan el interrogante sobre si todo vale en verdad la pena”.
Además, Chazelle describió: “Yo hice esta película para que el público tuviera una gran experiencia. Es un viaje salvaje, es una locura, una montaña rusa, una aventura y una fiesta. Creo que sea cual sea la mentalidad que tengas cuando te sientes en el cine para ver esta película, te arrastrará y te llevará a dar un paseo, quieras o no”.
Por último, el director y guionista de 37 años presenta así, un espectáculo delirante y excesivo para retratar las fiestas y la mentalidad de los años 20 en Hollywood: “La película es una historia sobre la muerte de una sociedad, o más bien la muerte de una sociedad y su paso a otra. No creo que Hollywood nunca, ni siquiera en la era de las drogas de los años 60, 70 y 80, haya alcanzado el nivel de exceso y locura de los años 20”, explicó.