Los números se desprenden del informe del Indec a nivel nacional, basado en datos del segundo semestre de 2023. Además, 60 mil pasaron a vivir en condiciones de indigencia. La Iglesia reclamó “buscar los caminos para superarlo” y reforzó un pedido del Papa.
Las cifras de pobreza e indigencia crecieron considerablemente en el Gran Rosario entre el segundo semestre del 2022 y el mismo período de 2023, cuando más de 45.600 personas pasaron a vivir en condiciones de pobreza y más de 60 mil cayeron a niveles de indigencia.
Los números se desprenden del informe sobre Incidencia de la pobreza y la indigencia en 31 aglomerados urbanos de todo el país que publicó este miércoles el Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec), basado en datos de la segunda mitad del año pasado.
De acuerdo con el relevamiento del organismo, la pobreza en Rosario alcanzó un 36,6% durante el segundo semestre de 2023, lo que marcó un aumento de 1,4 puntos porcentuales en este indicador en la comparación interanual. Mientras que en el segundo semestre de 2022 había 447.536 pobres en el aglomerado del Gran Rosario, la cifra creció hasta 493.172 un año después.
Sin embargo, el dato más duro es el referido a los niveles de indigencia. A finales de 2022, 6,3% de la población (casi 85.000 personas) vivían en esas condiciones, mientras que un año después las personas que no llegaban a cubrir sus necesidades alimentarias básicas representaban el 10,8% del total de habitantes del aglomerado (145.966 personas).
En un plazo de un año, la indigencia aumentó un 4,5% en el Gran Rosario. Aunque en este punto cabe resaltar que el agravemiento de la situación se produjo entre el primer y el segundo semestre del 2023, cuando la cantidad de indigentes pasó de 6,2% a más del 10% de la población.
“Esto significa gente que sufre”
“En estos últimos 15 ó 20 años no se ha podido bajar la pobreza esctructural del 25%, más bien se ha aumentado como ahora”, lamentó el arzobispo de Rosario, monseñor Eduardo Martin, y dijo que “esto reclama una toma de conciena para buscar los caminos para superarlo, porque significa gente que sufre”.
Analizó que en el caso puntual de la ciudad, “el componente que se ha agravado es la violencia que nace de la droga” ya que “el consumo ha aumentaodo muchísimo”.
En ese sentido, cuestionó que desde el Estado “no hay trabajo sobre la demanda, como pide el Papa, para disuadir el consumo de estupefacientes”, en relación al reciente mensaje de Francisco para Rosario donde interpeló a las autoridades a mejorar esas políticas.