Alba Fernández, propietaria de una fábrica de pastas de Paraguay al 1200 que cerró por recibir amenazas e intimidaciones reabrió sus puertas tras mantener reuniones con autoridades del Ministerio de Seguridad de la provincia.
Por Marcelo Maricich
Alba dijo que las autoridades le garantizaron la seguridad y se comprometieron a tener un móvil policial en la puerta del negocio. “El miedo está. Ahora tengo que empezar de cero. El día de la amenaza tuve que tirar toda la mercadería”.
“La tranquilidad todavía no la tenemos, estamos asustados. Necesitamos que la justicia haga algo”, sostuvo la comerciante.