La Bolsa de Cereales de Buenos Aires calculó una producción de 25 millones de toneladas de soja, la campaña más baja desde el ciclo 2000/2001.
La Bolsa de Cereales de Buenos Aires difundió por la tarde nuevas estimaciones de producción de soja y maíz para el ciclo 2022/2023. Según las proyecciones, la dramática situación provocada por la emergencia climática sigue agravándose.
En este sentido, se prevé que la cosecha de soja sea de 25 millones de toneladas, la cifra más baja desde la campaña 2000/2001.
De acuerdo con el último informe de la institución porteña, el clima fue determinante para la drástica baja de la producción sojera.
Primero, la sequía que viene golpeando desde junio del año pasado. Luego, se sumaron las heladas tempranas durante febrero. Y, por último, la última ola de calor que azotó al país desde el 27 de febrero, con temperaturas que superaron los 40 grados.
De esta manera, con rendimientos muy pobres (los más bajos en 22 años) e importantes pérdidas de área cosechable, la Bolsa de Cereales de Buenos Aires redujo a 25 millones de toneladas la proyección, lo que representa una caída del 42% con respecto al ciclo anterior.
En la misma línea, la Bolsa de Comercio de Rosario también había bajado considerablemente sus estimaciones en soja a 27 millones de toneladas.
Al respecto, la Bolsa rosarina calculó que sólo en los cultivos de soja, trigo y maíz, que constituyen el 87% de la producción de granos en Argentina y el 43% de las exportaciones totales del país, las pérdidas superan los US$ 14.140 millones.
Según lo informado por la entidad, esto equivale al costo total de sembrar la próxima cosecha 2023/24 para el productor agropecuario. Pero la menor producción, afecta también a otras actividades asociadas. Si se le suma la menor demanda de fletes, mano de obra y servicios financieros, las pérdidas totales para la actividad económica nacional llegan a US$ 19.000 millones.
“La sequía ya se ha cobrado 3 puntos del PBI argentino estimado para el año 2023”, señaló la entidad.
Pero la soja no es el único cultivo afectado por la crisis climática. También el maíz está sufriendo las consecuencias. En el mismo informe, la Bolsa de Cereales porteña bajó las proyecciones del cultivo a 36 millones de toneladas, descendiendo un 30% (16 millones de toneladas menos) que las recolectadas la campaña anterior.
Esa merma representa la campaña más baja desde el ciclo 2014/15, cuando tributaba retenciones del 23% y estaba intervenido el mercado con los famosos ROEs.
La disminución en la producción de este cereal de debió, principalmente, a la pérdida de rinde del maíz tardío (sembrado en diciembre) por las altas temperaturas, sumado a que la cosecha de las plantaciones de maíz tempranos (sembrado en septiembre) registran rendimientos medios por debajo de la serie histórica de los últimos 21 años.
Este fuerte golpe productivo tiene un fuerte impacto en la liquidación de divisas del campo. Según datos de la Cámara de la Industria Aceitera de la República Argentina, entre enero y febrero, se liquidaron US$ 1.500 millones contra los casi US$ 5.000 millones del mismo período de 2022. En lo que va de marzo, se liquidaron poco más de US$ 600 millones y quedan solamente 12 días hábiles, por lo que se prevé que el número sea también bajo.
Para los productores, la “suerte está echada” en este ciclo productivo y, pese a que llueva, las pérdidas son irrecuperables.
En contraposición con este panorama, especialistas señalaron que la siembra de trigo pone luz en el camino, teniendo en cuenta las condiciones climáticas proyectadas.
En este sentido, un informe elaborado por la Mesa Nacional de Monitoreo de Sequías, conformada por diferentes organismos públicos, dio por finalizada “La Niña” este miércoles. Y precisó que los indicadores oceánico y atmosférico “presentan valores dentro del rango de neutralidad”, en tanto “el pronóstico indica una muy alta probabilidad a que se mantenga la fase neutral al menos hasta el inicio del invierno austral”.