“Uno le dedica tanto amor a las criaturas que vez a los hombres grandes que devuelven con esta satisfacción de una alegría tan grande que uno se emociona”. 

Rubén Eduardo Tome, uno de los primeros entrenadores de Ángel Di María en el Torito dialogó con La Barra de Casal.  Contó: “Uno por ahí le cuenta a los nietos o a los mismos chicos que todavía entreno en Torito. Verlo en la selección, que todo el tiempo que uno dedico a los chicos, que lo hizo con amor, dio resultado se te pone la piel de gallina”. Afirmó: “Uno le dedica tanto amor a las criaturas que vez a los hombres grandes que devuelven con esta satisfacción de una alegría tan grande que uno se emociona”.

Relató: “Cuando me vinieron a buscar, el club no tenia la categoría 88, así que empecé a buscar chicos, chicos que veía en la calle le preguntaba el año y si eran de la época lo llevaba para el club”. Agregó: “Da la casualidad que había un nene que era del 88 en categorías mas alta, porque andaba muy bien torito en esa época en lo que era todas las categorías inferiores, te lo vamos a bajar para vos pero lo vas a tener que ir a buscar a la casa, cuando llego me encuentro con un flaquito con el cuerpo marcado por carbón y el flaco jugando en la vereda a la pelota. Llamo a la mama que ya sabia que lo iba a ir a buscar, lo cargue en la bicicleta porque estaba a 4 cuadras del club, inflábamos las pelotas”.

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