El presidente del Banco Central sostuvo que las mayores restricciones a las importaciones constituyen “la mejor solución posible” para enfrentar la escasez de divisas. Pero ¿Qué hay de cierto en este tema?
Por Gerardo Scarcello
Al ser consultado Marcelo Uribarren, titular de UIC (Unión Industrial de Córdoba), manifestó que se trata de “un problema para el que usan siempre la misma receta: el cepo“.
Según indicó, el porcentaje de las industrias que dependen de la importación varía según el sector, pero una de las más grandes de la Argentina, como es el sector de la Alimentación, supera el 50% de los costos.
O sea que se podría comprometer un sector tan sensible como el alimenticio, y producirse el faltante de productos esenciales, como por ejemplo está ocurriendo en el sector automotriz, en el que algunos repuestos de determinadas marcas no se consiguen, por ende, hay un parate paulatino del sector.
Al comenzar a notarse el faltante en los distintos rubros, se visibiliza una menor disponibilidad y cada producto, herramienta, repuesto o lo que fuera en existencia comienza a encarecer su valor, en la clásica regla de la economía, oferta – demanda, que conlleva al aumento del bien, y una suba de la inflación.
Por su parte, el economista Salvador Di Stefano, en su columna habitual, había dicho que el problema de Argentina no son las importaciones, porque son bajas, alrededor del 15,1% del PBI y, de ese total, el 85% son fundamentales para el funcionamiento del sector privado, aludiendo que no tenemos inversión, y las exportaciones terminan siendo escasas.
Entra en escena Daniel Scioli, quien habló tras las críticas de los industriales luego de que el Banco Central anunciara nuevas restricciones para las importaciones empresariales. El ministro de Desarrollo Productivo de la Nación dijo que “nadie quiere parar la producción” y que “es el momento de invertir en la Argentina
Pero la realidad es que las firmas internacionales, que pueden invertir, no confían plenamente en el país, por la pelea política, la grieta como uno de los principales motivos de nuestro vaivén económico, al no tener reglas claras, que llevan a no invertir fuertemente.
Otro problema histórico a solucionar en el país, es sin dudas el déficit fiscal que, en los últimos 12 meses, aumentó el 55%.
Mientras tanto tenemos un dólar blue que anota una nueva suba y salta $4, para venderse al récord de $236 en el mercado paralelo. Así, en lo que va de junio, la divisa acumula un brusco envión de $29 en el segmento informal, cifra que representa un avance del 14%, muy por encima de la inflación.
Todas estas variables condicionan la marea en la que estamos envueltos, con las elecciones golpeando las puertas en poco más de un año