Fue lanzado hace 55 años e incluye clásicos como “All Along The Watchtower” y “Voodoo Chile”. Su legado perdura como un símbolo de la libertad artística y la revolución musical de la contracultura de los años sesenta.
A mitad de camino entre el Verano del Amor, que de alguna marcó el inició de la contracultura hippie, y el Festival de Woodstock, que podría considerarse el fin de una era, Jimi Hendrix lanzó su álbum icónico Electric Ladyland, un disco revolucionario que, a pesar del paso del tiempo, se mantiene como un hito en la historia de la música y un pilar fundamental en el rock psicodélico.
Electric Ladyland fue el tercer y último álbum de estudio de The Jimi Hendrix Experience, con Noel Redding en bajo y Mitch Mitchell en batería, y representa una amalgama de la creatividad musical y la innovación artística que caracterizaron al talentoso guitarrista de Seattle. El álbum llevó los límites del rock y el blues más allá de lo imaginado, con canciones que exploraban nuevos sonidos, texturas y temas líricos provocadores.
La obra maestra de Hendrix, que salió al mercado el 16 de octubre de 1968, contiene himnos atemporales como All Along the Watchtower, una versión inolvidable de la canción de Bob Dylan, y Voodoo Child (Slight Return), una épica pieza que aún hoy es considerada una de las mejores interpretaciones de guitarra en la historia del rock. Otros grandes temas del disco son Crosstown Traffic, Burnign of The Midnight Lamp y Rainy Day, Dream Away.
El álbum no solo desafió las convenciones musicales de su tiempo, sino que también abordó temas sociales y políticos candentes, reflejando la agitación y el cambio cultural de la década de 1960.
A lo largo de los años, Electric Ladyland mantuvo su relevancia e influyó en generaciones de músicos, consolidando a Jimi Hendrix como un ícono musical.
Cómo se grabó Electric Ladyland, el icónico álbum de Jimi Hendrix
Grabado entre 1967 y 1968, Electric Ladyland llevó la Jimi Hendrix Experience a explorar nuevos horizontes musicales. Las sesiones de grabación fueron un laboratorio de experimentación sonora, donde Hendrix y su equipo buscaron trascender los límites establecidos en la industria musical imperante.
Uno de los aspectos clave fue la técnica pionera de grabación en estéreo. Hendrix y su ingeniero de sonido, Eddie Kramer, emplearon de manera innovadora la tecnología disponible en ese momento para crear efectos estereofónicos sorprendentes y envolventes. Esta innovación fue fundamental para la atmósfera psicodélica del álbum.
Hendrix también desafiaba constantemente las convenciones musicales. Experimentaba con capas de sonido, efectos y distorsiones, creando paisajes sonoros únicos en canciones como Voodoo Chile y 1983… (A Merman I Should Turn to Be). Los músicos invitados -Stevie Winwood, Al Kooper, Jack Casady y Mike Finnigan- también contribuyeron a la riqueza y diversidad de sonidos en el álbum.
El contexto social y político tumultuoso de la década del sesenta influyó en la temática de Electric Ladyland. Hendrix abordó temas como la guerra, la libertad y la espiritualidad, ofreciendo su perspectiva a través de letras poéticas e introspectivas.
La polémica por la portada de Electric Ladyland
La portada original, diseñada por el propio Jimi Hendrix, presentaba a un grupo de mujeres desnudas y semidesnudas. Fusionaba la fotografía con elementos surrealistas y colores brillantes, capturando la atmósfera psicodélica y provocadora de la música contenida en el álbum.
El diseño no estuvo exento de controversia y enfrentó censura y desafío a las normas sociales de la época. Muchos consideraron que era demasiado explícito y obsceno para el público en general, lo que llevó a varios países, incluyendo los Estados Unidos y el Reino Unido, a cambiar o modificar la portada. En algunos casos, se optó por una versión más recatada con una imagen de la banda en lugar de las mujeres.
El artista Karl Ferris, fotógrafo y amigo cercano de Hendrix, también contribuyó a la realización de la portada y capturó imágenes importantes que se utilizaron en el diseño final. Su enfoque innovador en la fotografía y su colaboración con Hendrix jugaron un papel esencial en la creación de esta obra de arte que desafió las normas establecidas.