El Papa canonizó a Artémides Zatti, el primer santo argentino no religioso

Zatti había sido declarado beato por Juan Pablo II en 2002 y fue canonizado por la cura de un hombre que sanó de un ictus isquémico cerebeloso derecho, complicado con lesión hemorrágica voluminosa, en agosto de 2016, en Lipa, Filipinas.

El papa Francisco canonizó este domingo al ítalo-argentino Artémides Zatti, el primer santo no religioso, en la Plaza San Pedro, donde destacó que “dedicó toda su vida a saciar las necesidades de los demás”.

Respecto a Zatti, quien fue un enfermero, laico salesiano que nació en Italia y emigró a la Argentina, agregó: “Fue un ejemplo vivo de gratitud. Curado de la tuberculosis, dedicó toda su vida a saciar las necesidades de los demás, a cuidar a los enfermos con amor y ternura. Se dice que lo vieron cargarse sobre la espalda el cadáver de uno de sus pacientes”.

“Lleno de gratitud por lo que había recibido, quiso manifestar su acción de gracias asumiendo las heridas de los demás”, destacó el Sumo Pontífice durante su homilía.

El flamante santo nació el 12 de octubre de 1880 en Boretto (Italia) y murió el 15 de marzo de 1951 en la ciudad rionegrina de Viedma, donde emigró cuando tenía 17 años con sus padres y sus siete hermanos. Asimismo, es el tercer santo argentino y el primero laico, ya que fue coadjutor de los salesianos.

Zatti fue canonizado junto con Giovanni Battista Scalabrini (1939-1905), obispo de Piacenza y fundador de la Congregación de los Misioneros de San Carlo, que se convertirá en el patrón de los migrantes.

“Pido rezar para que ellos nos ayuden a caminar juntos, sin muros de división, y para cultivar esa nobleza de espíritu tan agradable a Dios que es la gratitud”, indicó el Papa.

Zatti había sido declarado beato por Juan Pablo II en 2002 y fue canonizado por la cura de un hombre que sanó de un ictus isquémico cerebeloso derecho, complicado con lesión hemorrágica voluminosa, en agosto de 2016, en Lipa, Filipinas.

La curación no tenía explicación médica, se dio de forma repentina cuando había sido trasladado a su casa para pasar las últimas horas con su familia, tras pasar 10 días internado por una hemorragia cerebral.

La Santa Sede atribuyó al hermano del paciente, también salesiano, el rezo a Zatti que derivó en el milagro.

En su homilía, Francisco instó a “incluir siempre, tanto en la Iglesia como en la sociedad, todavía marcada por tantas desigualdades y marginaciones”.

El Sumo Pontífice pronunció la fórmula en latín para la canonización: “Les inscribimos en el Catálogo de los Santos, y establecemos que en toda la Iglesia sean devotamente honrados entre los santos”. Enseguida se llevaron al altar las reliquias de los nuevos santos.

Durante la lectura de la biografía, se recordó que Zatti “para atender a los enfermos en su domicilio recorría la ciudad en bicicleta e, incluso, cruzaba Río Negro para llegar a Patagones”.

“Vestido con la bata y llevando el maletín con medicinas e instrumentos, sostenía el manillar con una mano y con la otra desgranaba las cuentas del rosario”, se añadió.

Salesianos de todo el mundo llegaron para participar de esta ceremonia religiosa y el sábado se reunieron con Francisco en una audiencia especial con motivo de la canonización.

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